Argentina-Chile: Una gran nación-Una oportunidad comercial

En estos días en Argentina, dos de los principales responsables de la sangrienta dictadura de los ‘70, los generales Videla y Viola, de 85 y 86 años de edad, respectivamente, están de nuevo en el banco de los acusados en los Tribunales de este hermano país, esta vez por el secuestro de centenas de guaguas, hijos […]

En estos días en Argentina, dos de los principales responsables de la sangrienta dictadura de los ‘70, los generales Videla y Viola, de 85 y 86 años de edad, respectivamente, están de nuevo en el banco de los acusados en los Tribunales de este hermano país, esta vez por el secuestro de centenas de guaguas, hijos de los militantes de izquierda asesinados.

No es la primera vez que estos funestos individuos son procesados y, seguramente, condenados. En varias ocasiones han sido sancionados  con penas de prisión o arresto domiciliario, como responsables de brutalidades y masacres de todo género.

Es propio de una gran nación que los crímenes incalificables que fueron cometidos contra la población sean perseguidos y castigados con la máxima severidad, pues se trata de crímenes de lesa majestad; en este caso, la majestad representada por el pueblo al que el Estado debe protección y auxilio.

No es de extrañar que nuestros vecinos argentinos representen en el mundo de hoy  uno de los países que sirven de referencia. Y esto es verdad no sólo por la solidez de sus tribunales  sino también  por la integridad de sus gobernantes. Así, en 1983, la clase política argentina proporcionó una personalidad como el Presidente Alfonsín, quien sacó a su país del marasmo de la dictadura y de la trágica guerra que ésta había desatado por las Malvinas.

Más recientemente las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner, quienes han consagrado sus vidas a las responsabilidades públicas,  han ilustrado lo que son los verdaderos estadistas. No es por nada que Argentina está presente en los principales foros internacionales, incluido el G20.

La comparación con nuestro país no puede ser pues más lamentable para nosotros. No sólo porque en nuestra tierra,  dictadores y verdugos mueren en sus camas sin ser inquietados o duermen en prisiones doradas, sino también porque un empresario decide ser elegido Presidente de la República  para culminar su carrera  comercial, y ello con el consentimiento  unánime, y a veces con el aplauso, de una clase política que no es más que eso, una clase.

Diferencias pues entre una gran nación como Argentina, y una simple oportunidad comercial como es nuestro país. Una vergüenza para nosotros los chilenos de hoy y una vergüenza para los sueños de los chilenos de ayer.

Por José Cañas

Texto de autoría externa. Recibido y subido por

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones

Comparte ✌️

Comenta 💬