La vida de barrio a escala humana frente a la violencia de la clase política

“Aprendizaje de un proceso comunitario abierto” No podemos decir que nos sorprende la forma en que se ha resuelto el conflicto sobre el destino del ex-espacio Gasco en Villa Olímpica

Por Wari

16/06/2015

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“Aprendizaje de un proceso comunitario abierto”

No podemos decir que nos sorprende la forma en que se ha resuelto el conflicto sobre el destino del ex-espacio Gasco en Villa Olímpica. La historia es breve y habla por sí misma:

Baldío desde el terremoto de 2010, sin ningún proyecto para su reutilización por parte de autoridad o institución alguna, fue recuperado y puesto a disposición de la comunidad en julio de 2013 por los propios vecinos y vecinas del barrio que se constituyeron en el Centro Comunitario Villa Olímpica (CCVO). Buscando legitimar su presencia en el espacio, los vecinos acudieron en agosto del mismo año a los honorables del Concejo Municipal, de todos los colores políticos,  a presentar su iniciativa. El alcalde se negó siempre a una reunión. Recibieron sonrisas y parabienes en la ocasión.

Al enterarse, el alcalde de la comuna se apuró en presentar un proyecto de construcción de un Centro Comunitario de Salud Familiar (Cecof) en el mismo terreno: no fuera a ser cosa que cundiera una iniciativa autónoma de vecinos ajena a la maquinaria populista del municipio. El proyecto fue aprobado por el mismo ramillete de honorables: sacando sus cuentas sobre votos más y menos, era más conveniente apostar por un proyecto que se podía inaugurar con corte de cinta y fotografías en la prensa.

Pero los vecinos siguieron haciendo lo que saben hacer y el CCVO floreció en el ex-espacio Gasco.

El autoritario alcalde de la comuna no podía soportarlo por mucho tiempo. En mayo de 2014 llegó el primer mordisco al CCVO: en una jugada mafiosa, pero torpe, movilizó a unos cuantos efectivos de la comisaría cercana y trató de desalojar, pero el tiro le salió por la culata ya que los vecinos no se dejaron amedrentar y se quedaron en el espacio. El Centro Comunitario convocó prensa y sobre todo más visibilidad en el barrio, en la comuna y muestras de solidaridad de distintos sectores. Los vecinos hicieron saber su posición: el terreno es grande, el Cecof y el Centro Comunitario pueden co-existir. E insistieron ante el Ministerio de Bienes Nacionales para solicitar el comodato sobre una parte del terreno. Después de varios meses de demora, Bienes Nacionales logró esclarecer que el terreno pertenecía a Serviu.

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Mientras tanto el CCVO seguía floreciendo. En octubre, Sabat decidió arrancarlo de raíz y movilizó efectivos de cuatro comisarías para allanar, desalojar y destruir la sede del Centro Comunitario Villa Olímpica: motos, retenes y hasta un guanaco, por si la gente se ponía chúcara. Por si las moscas, sus esbirros mostraban un papel con el membrete de un juzgado que decía: Cúmplase. Pero el argumento de peso era el guanaco, claro. Ese mismo día, sobre los escombros de un trabajo comunitario y autónomo de año y medio, comenzó a construirse el Cecof. Un acto de fuerza absolutamente fuera de la legalidad. Es difícil creer que el alcalde ignoraba quién era el dueño del terreno, pero el punto era otro para él: desarmar a esos “comunistas” que “se creen mapuches porque andan tomándose terrenos” como expresó, dulcemente, en un Concejo Municipal.

Los vecinos agrupados en torno al Centro Comunitario movilizaron todos los recursos a su alcance para denunciar la ilegalidad del desalojo, insistir en la solicitud de comodato y abogar por la convivencia de ambos proyectos. Se hicieron acciones de información en el barrio y en los medios. Los talleres siguieron vivos en la plaza de la Villa. Se recurrió a la prensa y a distintas organizaciones hermanas.

Algunos honorables del Concejo Municipal (la bancada de la Nueva Mayoría), viendo en esto una oportunidad para echarle leña a la hoguera anti-sabatista, no dudaron en apoyar públicamente al CCVO. La concejala Alejandra Placencia, por ejemplo, decía en un comunicado del 6 de noviembre de 2014: “Los concejales opositores a Sabat hemos solicitado siempre que el Centro Comunitario Villa Olímpica y el Cecof puedan coexistir en el terreno, puesto que hay espacio suficiente. Serviu, que es el dueño, tiene la voluntad de destinarlo a equipamiento comunitario, por lo que esperamos que ambos proyectos puedan llevarse a cabo”. Mmm, curioso: cuando a fines del año anterior ella y todos los concejales firmaron la aprobación del Cecof, nunca apareció la posibilidad de coexistencia con el Centro Comunitario…..

El Centro Comunitario también se reunió con autoridades del Ministerio de Vivienda: el Seremi, el director y el equipo jurídico de Serviu, la ministra en persona. La solicitud siempre fue: co-existencia de ambos proyectos, comodato para el Centro Comunitario, pronunciamiento público del Ministerio respecto a la ilegalidad del desalojo, ocupación y construcción por parte del municipio. La respuesta siempre fue: se han iniciado las acciones legales pertinentes, hay que dejar que la justicia resuelva, el ministerio emitirá declaraciones cuando estime conveniente. No hubo ningún pronunciamiento.

Y la justicia resolvió. El pasado 24 de abril sentenció la ilegalidad de la construcción y decretó la demolición de las instalaciones. Desde octubre de 2014, la construcción había avanzado a toda máquina, trabajando hasta los sábados… era claro que Sabat quería jugar el juego de los hechos consumados. Un grupo de organizaciones de Villa Olímpica, entre ellas el Centro Comunitario, se reunió con Serviu para plantear: la denuncia frente a la acción arbitraria e ilegal del municipio, el rechazo a la demolición y la demanda porque la comunidad del barrio fuera partícipe en las decisiones sobre la orientación que tendría el centro de salud y que la entidad ministerial se acercara a la Villa a informar sobre el futuro del sitio. En la reunión, Serviu insistió en su postura: no pasará nada hasta que el proceso judicial termine… y nunca vino a la Villa.

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Pero la realidad era otra: Serviu sí estaba dispuesto a hacer algo… si se lo pedían los concejales de su mismo color político. Nos acabamos de enterar que la situación se ha cocinado al fuego del negociado dentro de la misma coalición. Entre el Serviu y los concejales anti-sabatistas se han arreglado para que el primero aparezca accediendo a las demandas de la comunidad y los otros figuren como defensores de la misma. Y lo anuncian con orgullo: “Logramos que la construcción del Cecof Villa Olímpica permanezca, que no sea demolido como habían sentenciado los Tribunales de Justicia –19º Juzgado Civil– y que el Serviu entregue en comodato a la Municipalidad de Ñuñoa el sitio, para efectos de Centro de Salud” escribe el jactanciosamente el concejal Jaime Castillo.

En realidad los concejales han logrado terminar el trabajo iniciado por Sabat: por fin consiguieron el comodato para la municipalidad, excluyendo a la comunidad de cualquier injerencia en la resolución de un conflicto que comprometió la integridad de un importante polo de organización vecinal.

Tan-tan en el poto a Sabat: nunca más y en castigo una denuncia en Contraloría que no ha tenido ningún efecto. Niño malo, su Cecof se va a construir igual, pero ahora nosotros también vamos a aparecer en la foto cuando lo inauguren… leru-leru. Ni una mención al Centro Comunitario, ni la deferencia de contarnos la noticia: de hecho, los vecinos nos hemos enterado de rebote. Gracias a las “exitosas gestiones” de los concejales de la Nueva Mayoría y el silencio cómplice de Serviu durante todo el proceso, el alcalde se salió con la suya.

Nosotros también celebramos la construcción de un centro de salud en el barrio, pero sabemos que no era necesario que la comunidad pagara un costo tan alto por ello. Claramente a los políticos no les importa que la comunidad se organice, lo único que cuenta es que la gente vote. Además, es necesario decir la verdad ante nuestros vecinos: este centro de salud, que bien podría haber sido un espacio que viniera a sumarse a los pocos y deteriorados centros de salud de la comuna, sólo será el traslado de un sector del consultorio Rosita Renard a la Villa Olímpica. O sea, se gastan 500 millones (dinero de todos y todas) para aplastar a una comunidad organizada y para montar un precario centro de salud. Se desviste un santo para vestir otro.

Aprendidas las lecciones del proceso, el Centro Comunitario sigue vivo, levantándose sobre los hombros de lo que siempre ha sido su raíz y su fuerza: el vínculo entre los vecinos y vecinas, el encuentro honesto y desinteresado. Nuestro trabajo en el barrio sigue su curso, estamos presentes de cara a nuestros vecinos y amigos.

Tal vez a muchos de nuestros compañeros esta historia les suene a cuento conocido… y lo es. Hacemos este recuento, porque somos una organización que piensa y se proyecta al futuro y el proceso que hemos vivido ha sido complejo, lleno de matices. Por eso queremos aportar nuestra historia como una evidencia que vuelve a confirmar la lección que hemos aprendido: las organizaciones comunitarias sólo podemos confiar en nuestros propios recursos y en los de nuestros hermanos y hermanas. Ninguna persona o entidad que tenga intereses ajenos a la comunidad podrá actuar en su beneficio. La lucha está en nuestras manos y la comunidad sólo puede confiar en ella misma y su trabajo cotidiano cara a cara.

Mafiosos y autoritarios unos: Sabat y sus amigos

Cómplices otros: Serviu

Los demás, oportunistas y muñequeros: Concejales de la Nueva Mayoría

Ninguno de ellos quiere la organización de la comunidad, su recomposición como tejido social vital para el desarrollo individual y colectivo de las personas, a escala humana. Sólo buscan su propio beneficio y el de sus respectivas coaliciones políticas. Pese a ello el proyecto de vida de barrio sigue vivito y coleando en Villa Olímpica… y que les pese!

Asamblea Centro Comunitario Villa Olímpica

Santiago,  junio 2015

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