Candidato a alcalde para la comuna de Castro

Pedro Villagra: «He asumido ser un terapeuta social»

Oriundo de Gorbea, se hizo cura franciscano en la capital, y en la Universidad Católica estudió Teología y Mapudungun. Su actividad sacerdotal la realizó en comunidades de Santiago, Nueva Imperial, La Junta, Castro, Parral y San Francisco de Mostazal. En 2001 colgó los hábitos y luego se radicó en Chiloé. De resultar electo, una de sus promesas de campaña es superar la mera participación y lograr un verdadero protagonismo comunal.

Por Wari

23/08/2016

Publicado en

Chile / Entrevistas

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Pedro Villagra

 

En su larga experiencia como terapeuta y como hombre comprometido con la gente, Pedro Villagra demostró ampliamente su valentía y su cercanía con las comunidades de distintos lugares de Chile, especialmente en el sur. Y quedó muy claro que es un hombre probo, perseverante, creativo y progresista. Los que bien lo conocen en Castro aseguran que es un excelente amigo y que tiene un sentido del humor encantador. Estas son algunas de las muchas cualidades que mencionaron cuando les pregunté por su candidatura. Y también me relataron pasajes de su interesante y larga historia, que marca su personalidad amable, solidaria y comprensiva.

-Si llega a la alcaldía de Castro ¿cómo le gustaría que lo recordara la comunidad una vez terminado su período?

-Como un alcalde honesto, eficiente, ¡¡¡innovador!!! –recalca esta última palabra- y cercano a la gente.

UN PROGRAMA VANGUARDISTA

-¿Cuáles le gustaría que fueran sus mayores logros? ¿Cuáles serán los puntos principales de su programa?

-Asegurar políticas con pertinencia local en vivienda, trabajo, educación, salud y seguridad.

-Generar un proceso cultural de consolidación renovada de la identidad insular chilota, de cara a los desafíos que la realidad de los archipiélagos chilotes nos presentan.

-Levantar una cultura de cuidado, respeto y preservación de los recursos naturales.

-Generar un profundo proceso de reconversión laboral, de tal manera que convoquemos a hombres y mujeres que hoy trabajan en empresas extrativistas a desarrollar, desde la autonomía laboral, antiguos y nuevos oficios; y consolidar emprendimientos familiares y barriales que permitan hacerse cargo del proceso creador y comercializador de su trabajo.

-Generar cultura y gestión ciudadana a través de cabildos ciudadanos permanentes.

-Convocar a las mujeres y a los jóvenes a un protagonismo comunal superando la mera participación, para hacer presencia en diversos ámbitos de diseño y decisión de políticas públicas de la comuna.

-Redefinir categorías patrimoniales locales, de tal manera que en toda la comuna, el desarrollo habitacional, comercial y social tenga un sello de sustentabilidad adecuado a la cultura del territorio.

-Revalorar social y políticamente a las diferentes etapas etarias, incluyéndolas protagónicamente en el diseño de comuna que buscamos consolidar.

-Comenzar un plan comunal que busque repoblar el territorio rural, especialmente con familias jóvenes que con criterios de sustentabilidad agrícola, revitalicen la vida campesina con nuevas técnicas de agro-producción y recomposición del bosque nativo.

-Elevar la producción de artesanías en cantidad, variedad y calidad, de tal manera que sea un producto estrella en comercios nacionales y extranjeros, ferias y exposiciones.

-¿Algo más?

-Recuperar de la comuna todo lo atractivo para que sea un lugar deseable como destino turístico. El desafío es crecer en pertenencia cultural para que, a más turismo, tengamos mayor solidez identitaria.

LO MÁS IMPORTANTE: LA GENTE

Desde muy temprano, Pedro Villagra se caracterizó por su cercanía con la gente, por sus deseos de ayudar y mejorar la calidad de vida de los que lo rodeaban. Hijo de Juan y Zulema, nació en Gorbea el 7 de marzo de 1960, pero su infancia transcurrió en Temuco y a los 18 años entró al noviciado que se llevaba a cabo en la iglesia franciscana de Recoleta de Santiago, al lado de la Vega Central.

Cuando terminó su formación inicial como franciscano, cursó cuatro años de Teología en la Universidad  Católica y se fue a vivir con otros dos franciscanos a la Villa O´Higgins.

-Cuando llegamos–rememora- compramos unos paneles de seis por seis en el Hogar de Cristo para construir nuestra casa. La  gente pensó que éramos los maestros así que se acercaron y hablaban sin inhibiciones. Armamos la casa y el domingo durante la misa, cuando el párroco nos presentó a la comunidad como franciscanos, vimos muchas caras de sorpresa. Pero la manera en que llegamos sirvió para tener una relación verdaderamente de vecinos con la gente.

En la Villa O´Higgins tuvo una estrecha relación con los pobladores, pero al poco tiempo lo trasladaron al paradero 25 de Santa Rosa, con Vespucio, donde comienza la población La Bandera.

-En mayo de 1984 –recuerda- fue la primera protesta de la Asamblea de la Civilidad y en la población tuvimos treinta heridos, todos con perdigones de balines de goma. Los tres franciscanos éramos de provincias y estábamos muy asustados, porque disparaban contra nuestra casita…

UNA GRAN INTUICIÓN

-Una de las primeras experiencias que me permitieron desarrollar mi intuición respecto a las personas –relata Pedro- fue conocer a un conocido político y lobista que tuvo gran resonancia durante el gobierno de Aylwin, lo que me ayudó mucho para saber con quién meterme y con quién no. Cuando estaba en la cúspide de su éxito y todo Chile creía en él, yo sentía que era un mentiroso y un traidor. Posteriormente reunió en el Mideplan todas las platas que las ayudas extranjeras aportaban a las organizaciones populares, que no pudieron sobrevivir. Sin duda, le interesaba quitarle el piso al poder popular.

Una noche que había protesta en todo Santiago, el Hermano Perico como le decían, conversaba con un amigo al que habían apodado como Pato Totó.

-Estábamos en el convento y empezaron a llegar los pacos que iban a efectuar el allanamiento –explica-. Acompañado por el Pato Totó nos subimos a las torres de la iglesia, que en ese momento tenía cuatro ventanas circulares donde hoy hay relojes. Todo Santiago quedó a oscuras y nuestro escondite era perfecto…

A través del megáfono Pedro Villagra se dirigió a los carabineros: “La gente que vive aquí es de provincias como muchos de ustedes –les dijo-. ¿Por qué vienen a atacar sus casas? ¿Por qué no piensan en sus hijos, en sus familiares, en su dignidad? Obedezcan órdenes siempre que no pasen por encima de sus convicciones.

-Los pacos alumbraban para todos lados sin descubrir de dónde venían las voces y así hablamos como media hora  -recuerda- hasta que se fueron sin efectuar el allanamiento.  Como se había cortado la luz y no se escuchaba ningún ruido, sólo nuestras voces, al día siguiente vinieron muchas personas, de diferentes sectores, a agradecernos, porque el viento había llevado nuestras palabras muy, muy lejos.

LAS MUJERES LE RECLAMAN A DIOS

-Usted ha estado siempre cerca de la gente y una de las actividades muy interesantes y rupturistas que efectuó fueron los talleres de relectura bíblica…

-Así es. Con un grupo de mujeres hicimos una relectura con la participación de Eva en el relato de la creación y el taller procuraba que ellas entraran en un diálogo crítico con Dios Padre para reclamarle por qué las puso en ese papel. Y ellas le preguntaban, bien enojadas, por qué Adán aparece como víctima de la mujer. Por qué en el primer relato de la Biblia se instala una inequidad de género.

-Alegaban contra el machismo…

-Sí, una de ellas relataba que a sus hermanos hombres les permitían jugar en la calle, ir a bailes y otras actividades que para ella estaban prohibidas, porque sus labores eran ayudar en la cocina o hacer las camas… A todas estas mujeres les habían impuesto roles de servicios ya sea como hermanas de, hijas de, esposas de o madres de… En el taller encontraron el primer argumento que podrían usar para analizar y desmontar el sistema patriarcal.

-Luego aprendió mapudungun…

-En marzo del año 89 me inscribí en la Universidad Católica de Temuco para aprender mapudungun durante cuatro semestres, con Anselmo Ragileo, creador de un grafemario (letras sonidos) Mapuche que nace del principio de autonomía. Cuando aprendí el grafemario de Ragileo recién pude pronunciar correctamente y entender mejor el idioma de los Mapuche. Desde esa fecha hasta el día de hoy escribo como él me enseñó. Y hay mucha gente joven que está asumiendo ese grafemario.

-Luego fue trasladado a Nueva Imperial, a La Junta en la Carretera Austral y  enseguida se fue a Castro, donde lo nombraron párroco y donde se enamoró para siempre de la isla y de su gente.

-Así es… No he visto comunidad más solidaria que la de Castro. Muchas veces pedí cosas para la gente más necesitada y siempre aportaban solidariamente… Y lo que más les gustaba era que yo desde el primer día confeccionaba un informe completo del dinero que había recibido y lo colocaba a la entrada de la iglesia para transparentar sus donaciones.

-También hicieron una minga…

-Hicimos la minga «Aplomar las torres» de la iglesia de Castro, una de las cuales se había enchuecado; y se levantó un verdadero movimiento ciudadano para concretar la labor. El primer evento se organizó el 18 de septiembre en el hangar del Club Aéreo y asistieron 1.500 personas a nuestra fonda. Yo estaba vestido de huaso y tenía un turno para atender las mesas, donde me quedé once horas. Al otro día no podía poner los pies en el suelo por usar los típicos zapatos de huaso.

JUICIO A LA AGRICULTURA

Durante su primera época en Castro, Pedro Villagra ganó dos concursos de cueca y uno de bailes tropicales. También se preocupó de la labor de Bomberos y cuando había un incendio llegaba con un megáfono para canalizar a los que iban a mirar y le pedía a los hombres que sacaran muebles y a las mujeres que hicieran contención con las personas de la casa. En esa misma época impartió talleres en el Instituto de Educación Rural. Fue así como aproximadamente 60 alumnos, hijos de campesinos, terminaron haciéndole juicios a las políticas agrícolas de los gobiernos de Chile. En los talleres unos eran jueces, otros testigos, otros abogados.

-El Ministerio de Agricultura, las empresas y organismos estatales del rubro salieron culpables de todas las cosas que nos ha tocado sufrir -comentó uno de los jóvenes.

-Fue un proceso colectivo –explica Pedro -, porque eran muchos y aprendieron a escuchar, a defenderse y argumentar acerca de los vicios más grandes de las instituciones relacionadas con la agricultura, que se habían convertido en organismos absolutamente serviciales de las grandes empresas. Además, llegaron a la conclusión de que los gobiernos no protegían a los jóvenes ni los incentivaban para que se quedaran en el campo.

-En la ciudad no somos nadie, somos pobres –argumentaban los alumnos-,. En la ciudad estamos obligados a trabajar para un patrón, mientras en el campo somos los dueños.

Ese año Pedro logró con estos jóvenes la recuperación de su identidad campesina. Con su título de técnicos agrícolas, muchos decidieron hacerse cargo de las tierras de sus familias, aunque fueran pocas hectáreas.

UNA MEJOR CALIDAD DE VIDA

-En 1997 me destinaron a Parral donde sólo estuve siete meses que fueron absolutamente maravillosos –rememora-. porque las comunidades del campo están integradas por gente sencilla y simple de tratar.

Cuando lo trasladaron a San Francisco de Mostazal se fue con pena, sin embargo a poco andar ya estaba nuevamente trabajando con la gente.

-Una de las experiencias más enriquecedoras –relata- fue un taller que realizamos con un grupo de jóvenes dependientes alcohólicos, donde comprobé una vez más que con las personas que se instalan al margen de la sociedad se pueden lograr los mejores frutos de reflexión y decisiones transformadoras.

Entre muchas experiencias de visibilización protagónica de jóvenes hubo una que recuerda especialmente. Se trataba de un chiquillo que andaba por la plaza cubierto de tatuajes con figuras de arañas, calaveras y otras por el estilo.

-Invítenlo a que participe en las actividades de la parroquia -les dijo a otros muchachos, que se asombraron alegando que era “un reventado”.

-¿Y cuál es el problema: ustedes consideran que en la parroquia estamos los buenitos y los malitos afuera? –les preguntó Pedro-. ¡Invítenlo!

Y ese chiquillo terminó comprometiéndose profundamente y se convirtió en uno de los coordinadores de los procesos.

-En agradecimiento por haberlo acogido –cuenta con una sonrisa- me hizo un tatuaje en el brazo. Y yo elegí una imagen de San Francisco

En el año 2001 Pedro Villagra se enamoró de Abel, abandonó el sacerdocio y trabajó en Santiago, para posteriormente trasladarse definitivamente a Castro. Su relación de pareja dura más de una década y hoy está soltero y dedicado en cuerpo y alma a su candidatura a la alcaldía. Un nuevo comienzo, un nuevo camino para este hombre que ha demostrado a todas luces ser una persona totalmente confiable y un digno representante de cualquier comunidad.

-En esta tierra donde uno puede crearse un oficio, he asumido ser un terapeuta social –concluye-, porque me encanta acompañar a las organizaciones de base en formación, resolución de conflictos, conciencia de lo colectivo y me interesa ayudar a mejorar la calidad de vida de los  niños, jóvenes, adolescentes, mujeres, familias, gente que vive sola, adultos mayores y hombres machistas que desean cambiar…

Por Carmen Imperatore

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