Policía turca detiene a miembros del partido kurdo BDP

Durante la jornada de anteayer, 80 miembros del Partido por la Paz y la Democracia (BDP) fueron arrestados por las fuerzas de seguridad turcas

Por Wari

26/12/2009

Publicado en

Justicia y DD.HH / Pueblos

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Durante la jornada de anteayer, 80 miembros del Partido por la Paz y la Democracia (BDP) fueron arrestados por las fuerzas de seguridad turcas. Las aprehensiones se suman a las 400 habidas desde marzo de este año. La tan mentada «apertura democrática» impulsada por el gobierno nacional se da, cada día, un golpe contra la pared.

Amed, Kurdistán norte, viernes 25 de diciembre de 2009 (AW). El día de ayer estuvo teñido de un color monótono y un olor a viejo. Esta nota se podría haber escrito en marzo o hace un mes. Las fuerzas de seguridad turcas actúan de un modo cada vez menos creativo.

La semana pasada, la justicia superior de Turquía, El Constitucional, prohibió, por unanimidad, al Partido de la Sociedad Democrática (DTP, según su sigla en turco), por considerar que coordinaba las acciones de la organización guerrillera Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). La ecuación era simple: si el PKK es terrorista y el DTP colabora con él, entonces hay que prohibir al DTP. Pero el DTP tenía un nombre de repuesto y no tardó en renombrarse. Pasó a llamarse Partido por la Paz y la Democracia (BDP). Pero las fuerzas de seguridad tampoco tardaron en mostrar su falta de democracia y arrestó a 80 miembros del nuevo partido.

A ver. El DTP era un partido legal, inscripto bajo las normas turcas. Sus miembros y miembras, a pesar de no coincidir en muchos aspectos con las leyes turcas que, entre otras cosas, prohíbe la educación en lengua kurda, se encuadraban en tales leyes. Pero su partido fue proscripto, pero su partido se renombró siguiendo con la tesitura de no salirse de las leyes.

A 37 miembros y miembras del DTP se les condenó a no poder realizar actividades políticas por los próximos cinco años. Además, entre los sancionados, hay dos de los 21 diputados que el DTP tenía en el Parlamento, y el propio presidente Ahmed Türk (en la foto de cabecera), político respetado, incluso, por sus adversarios. Debido a la sanción, los 19 diputados y diputadas restantes decidieron, en un primer momento, salirse del Parlamento, en gesto de solidaridad con sus compañeros y de repudio a la decisión de la justicia. Sin embargo, días después, escuchando el pedido de la sociedad, resolvieron regresar.

La proscripción del DTP y la sanción a sus 37 miembros, venía a sumarse a las 400 detenciones que los y las militantes del partido venían sufriendo desde marzo de este año.

Bueno. El DTP, se volvió BDP para continuar construyendo un espacio pluri-étnico y pluricultural, gobernando, entendiendo, no sólo los intereses del pueblo kurdo, sino los del resto de los pueblos que habitan Turquía (36 en total).

El DTP, y ahora el BDP, bregan por una salida al conflicto armado entre las fuerzas de seguridad turcas y el PKK, por la vía del diálogo. Tal diálogo, fue propuesto, por primera vez, hace 20 años por el PKK. Una propuesta que jamás fue tenida en cuenta por el gobierno.

Para el ejército, la lucha contra el PKK, es un negocio. Y para las potencias mundiales también. Hay venta de armas, hay enriquecimiento por la vía de la corrupción, hay suma de poder político, hay el sostenimiento de un aparato represor que no quiere dejar de serlo. El PKK quiere el fin de la guerra porque quiere terminar con el negocio espurio de las armas y la violencia. Y quiere, en definitiva, vivir en democracia y dejar de estar matándose contra un ejército formado, en su mayoría, por jóvenes obligados a servir al aparato militar.

El DTP, y ahora el BDP, han intentado ser un nexo entre la voz de la guerrilla y el gobierno turco. Sin embargo, ese esfuerzo, fue entendido como una colaboración a la organización declarada por los Estados Unidos de América y la Unión Europea, como terrorista.

Entonces vienen el cierre, la prohibición, la cárcel.

Entre tanto, por ahí se recuerda a la denominada «apertura democrática» impulsada por el gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdoğan. La «apertura» que comenzó con la inauguración de un canal estatal en lengua kurda, y que fue rechazado por los kurdos ya que éste pasaba programas pro Erdoğan, con los días fue mostrando su verdadero rostro. La «apertura», no significa la inclusión al servicio de la paz y la democracia, sino al servicio de los votos.

Está visto que con las 80 nuevas detenciones, entre las que se encuentran ex-diputados, ex-alcaldes y militantes que ya han sufrido hasta 10 años de cárcel por cuestiones políticas, la tan mentada «apertura democrática» parece ser sólo una fachada para mostrarse ante el mundo como un estado democrático e intentar seguir recibiendo ayuda de los Estados Unidos y lograr que Turquía sea aceptada en la Unión Europea.

Por Alejandro Haddad
Desde Kurdistán, especial para la Agencia Walsh

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