¡Macri no se cansa de joder! Firma decreto que convierte a Argentina en basurero del primer mundo

Ante su inminente derrota electoral en las presidenciales

Por Leonardo Buitrago

10/09/2019

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Un nuevo decreto presidencial coloca al país suramericano en la misma lista que Ghana, Camboya y  Senegal, por citar algunos casos de naciones importadoras sin controles de la basura que desechan las principales potencias


Por decisión del Gobierno del presidente Mauricio Macri, Argentina se sumó al grupo de países receptores de la basura que exportan Estados Unidos y la Unión Europea (UE).

Con el decreto 591/2019  publicado en el Boletín Oficial  a finales de agosto, mientras las miradas se posaban en el dólar y la economía, se flexibilizaron las condiciones para importar residuos, algo que abre la posibilidad de que ingresen al país suramericano desechos peligrosos, contaminantes y tóxicos.

La nueva norma es una modificación a la Ley de Residuos Peligrosos, sancionada en el gobierno de Carlos Menem (al que se le acusaba de comprar chatarra nuclear), y tiene como fin permitir el ingreso de “sustancias y objetos”, procedentes de otros países, que puedan ser utilizados para otras finalidades o para los que exista un mercado o demanda específica.

Entre estos materiales se encuentran “desechos de papel y cartón, chatarra ferrosa y de aluminio, desechos de material plástico y el cascote de vidrio”.

El decreto eliminó las restricciones que imponía la normativa vigente hasta el momento, entre ellas una lista de más de 100 productos cuyo ingreso al país estaba expresamente prohibido, entre ellos desechos hospitalarios, productos con vencimiento operado y otros residuos industriales de alto valor contaminante.

A su vez, suprimió la obligación de acompañar de un certificado de inocuidad sanitaria y ambiental expedido previo al embarque por la autoridad competente del país de origen que debía ser ratificado por la autoridad competente en Argentina de aquellos residuos no incluidos en ese listado.

Sin dicho certificado quedaba totalmente prohibido el ingreso de cualquier tipo de desechos “procedentes del reciclado o recuperación material de desperdicios”.

Con la modificación, serán el Ministerio de Producción y el rebajado Ministerio de Ambiente –convertido en Secretaría- los encargados de supervisar que los residuos sean peligrosos, y que “no generen impactos adversos para el ambiente o la salud”. Sin embargo este análisis se hará una vez que una vez que sean recibidos en suelo argentino.

El nuevo decreto coloca a Argentina en la misma lista que Ghana, Camboya y  Senegal, por citar algunos casos de naciones importadoras sin controles de la basura que desechan las principales potencias.

La decisión de Macri, además de poner en peligro al medio ambiente, representa una dura contradicción en términos ecológicos: mientras que su gobierno no destina los suficientes fondos para reciclar la basura que se genera en Argentina, se destinarán millones para pagar los residuos peligrosos que descartan otras naciones. Todo esto, mientras países como China y parte de la Unión Europea prohíben el ingreso de desperdicios a sus territorios.

La eliminación del certificado de inocuidad pone a Argentina en peligro de adquirir residuos peligrosos. Foto: Getty Images.

Críticas al decreto

“El decreto es inaudito por varias razones. La primera es que flexibiliza los requisitos al quitar el certificado de inocuidad, algo que se considera una regresión en materia de derecho ambiental y por eso decimos que es inconstitucional. En segundo lugar, abre la puerta a que pueda entrar cualquier tipo de basura y esto no es una especulación basada en la nada”, explicó Leonel Mingo, uno de los coordinadores de Greenpeace Argentina.

Por su parte, Enrique Viale, integrante de la Asociación de Abogados Ambientalistas, señaló que la eliminación del certificado de inocuidad “es una de las cosas más graves, porque dentro de los residuos reciclables es muy común en el comercio internacional que ingresen otro tipo de residuos más peligrosos o sustancias más complejas”. Asimismo, advirtió que una vez que ingresen a Argentina, y si se corrobora que hay productos contaminados, éstos deben tratarse en el país.

Asimismo, Romina Schewzow, especialista en Gestión Ambiental y miembro de la Fundación Argentina Educativa en Misiones, expuso su desacuerdo en que desde el Estado se autorice la importación de basura y recordó que la nación suramericana carece de una Ley Nacional de Residuos de Aparatos Electrónicos y Electrodomésticos (RAEE).

“La realidad es que no estamos preparados como país, ni siquiera, para gestionar nuestros propios residuos, por lo que abrir las puertas para que ingrese basura de otros países sin mayores restricciones es un riesgo de contaminación ambiental muy alto”, indicó Schewzow, citada por el portal Misionesonline.

El Gobierno justifica la medida y afirma que «no se importará basura, sino residuos que pueden ser utilizados como insumos en la economía circular». Foto: Web.

¿Qué dice el Gobierno?

El argumento del Gobierno para tomar semejante medida es que muchos residuos pueden considerarse “recursos”, tal como lo expresó el subsecretario de Fiscalización y Recomposición de la Secretaría de Ambiente, Juan Trebino.

Indicó que el caucho, el plástico y el aluminio podrían ser útiles para industrias de distinto tipo y tamaño. Esa basura que podría reutilizarse, justificó el funcionario, “encontraban un escollo muy grande para poder ingresar” con la normativa previa al decreto.

El secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable también salió a responder las críticas. Según Sergio Bergman, desde ningún punto de vista el decreto modifica los estándares de importación de residuos. “No se va a importar basura, sino solamente residuos que pueden ser reutilizados como insumos en la economía circular”, indicó.

Con economía circular, Bergman se refirió a residuos que “antes se descartaban y ahora se reutilizan” en diferentes procesos productivos.

No es cierto que se habilitará la importación irrestricta de residuos”, aseguró, al tiempo que señaló que si los residuos tienen “la validación de que la industria nacional los requiere, que hay un mercado específico, que esté regulado y que seamos las autoridades ambientales del país y no del otro país los que certifiquemos que eso forma parte de una economía virtuosa”, entonces sí podrá ingresar.

Negocio para los amigos de Macri

Quienes no concuerdan con el gobierno y rechazan el decreto de Macri son los cartoneros y recicladores, los cuales se encargan de recolectar cartones, plásticos y otros elementos que terminan descartados de la basura, para ser reciclados.

Según la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR), en el país sureño se generan 40.000 toneladas de basura por mes y el 40 % podría ser reciclado.

«De esta cantidad solo se recicla la mitad, gracias al trabajo cotidiano de los cartoneros (150.000 en todo el país)», explicaron en un comunicado.

Los cartoneros advirtieron que el ingreso de deshechos de otros países hará que baje drásticamente el precio de los materiales que se recuperan de la basura y condenaron que estos residuos ingresarán como “insumos”, de modo que la Argentina pagará por ellos

«En lugar de potenciar la recolección y reciclado de los residuos que tiramos los argentinos, se facilita la importación de los residuos de los europeos y los norteamericanos. Esto perjudica a los cartoneros que trabajamos de esa recolección y de la venta de ese material. Y en el medio de una crisis social y económica, significa que nos llevan al hambre», expresaron.

Importar material reciclable de otros países significa que los demás países se lo quieren sacar de encima y la realidad es que nuestra situación es bastante peligrosa porque no hay ningún control sobre lo que se pretende hacer y evidentemente todo es un negocio. Nosotros no queremos que Argentina sea el basural del mundo”, dijo la  vocera  de la Federación de Cartoneros y Cartoneras Flores, en una entrevista con la revista Cítrica.

Leonel Mingo, de Greenpeace Argentina, recordó que no existe una política «seria» para impulsar el reciclado y que lo único que existen hoy son los cartoneros. 

“Si sabes que la mayor parte de los residuos pueden ser reciclados, que hay una industria que los demanda, que hay gente dispuesta a separarlos con sus manos, por qué no les damos más herramientas en vez de traer basura de afuera”, planteó.

Myriam Bregman, legisladora y candidata a diputada nacional por el Frente de Izquierda Unidad, fue más allá y advirtió que el objetivo de Macri es garantizar «un gran negocio para sus amigos empresarios del plástico, las metalúrgicas y las papeleras«, que además de ser una amenaza al medioambiente, “afecta directamente a quienes aportan al reciclado urbano».

El vocero de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, Juan Grabois, respaldó esta apreciación y denunció:»Vamos a gastar las pocas divisas que nos quedan para que algunos socios del Gobierno puedan importar alegremente la basura del primer mundo. Tal vez estén buscando que Standard & Poor’s ascienda a la Argentina de categoría ‘patio trasero’ a la de ‘basural clandestino'». 

«Tal vez crean que cuando los fabricantes de papel, plástico y cartón reemplacen por basura Made in USA los residuos sólidos urbanos que recuperan los trabajadores cartoneros llegará algún inversor benéfico a montar un emprendimiento de e-commerce para las decenas de miles de familias despojadas de sus fuentes de trabajo», subrayó.

Tanto las organizaciones ambientalistas como las cooperativas de cartoneros estudian la opción de presentar algún recurso judicial para frenar el decreto. Aluden que la modificación es regresiva en materia de derecho ambiental y que hasta contradice el artículo 41 de la Constitución, que garantiza el derecho a un “ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano”, mismo compromiso que se mantiene con las generaciones futuras.

La diputada nacional Gabriela Cerruti, junto a otros legisladores del Frente para la Victoria, presentaron un pedido de informes para que el Ejecutivo dé cuenta de las razones por las cuales eliminó la lista de residuos prohibidos; los motivos por los cuales eliminó la necesidad de presentar el certificado de inocuidad; el impacto ambiental que tendrá la flexibilización de la importación de residuos peligrosos; el impacto económico de la medida; y la relación con los países que exportan residuos a la Argentina.

Además, tanto Greenpeace como otras organizaciones ambientalistas presentarán un amparo para que se dicte la inconstitucionalidad del decreto firmado por derechista Macri.

Macri responde a las presiones de Trump para que Argentina sea el nuevo destino de la basura de Estados Unidos. Foto: Actualidad RT.

El basurero de Trump

Según datos de las Naciones Unidas, en 2017 los fabricantes chinos y de Hong Kong importaron 7,3 millones de toneladas de desechos plásticos de EE. UU. y de la UE, cifra que equivale al 70 % del plástico que se desecha en el mundo.

Sin embargo, este escenario cambió desde que el gigante asiático decidió en enero de 2018 endurecer las restricciones al prohibir el ingreso de  24 categorías de material reciclable y desechos sólidos, entre los que se incluyen plásticos, papeles, textiles, acero inoxidable, artículos de titanio y madera, porque ya no había forma de no seguir produciendo un daño ambiental de proporciones groseras.

En 2018, China vetó la importación de residuos de Estados Unidos. Foto: Actualidad RT.

Ante esta decisión, tanto Estados Unidos como Europa debieron almacenar residuos y buscar nuevos destinos para sus desechos.

Miles de toneladas de plástico, papel y vidrio reciclables se amontonan en vertederos o son quemados a gran escala en Estados Unidos, por lo que la administración de Donald Trump ha buscado desesperadamente “exportar” su basura a países como Malasia, Tailandia, Camboya, Laos, Etiopía,  Kenia, Ghana y Senegal.

The Guardian confirmó que solo el año pasado EE. UU. envió 68.000 contenedores con plásticos a distintos países, algunos de ellos los más pobres del mundo.

 Por tal motivo, varias voces han alertado que el decreto de Macri responde a las presiones del inquilino de la Casa Blanca para que Argentina sea el nuevo destino de sus desechos.

Una de esas voces es la de Myram Bregman, quien denunció que este nuevo decreto de Macri en su retirada es parte de su afán de complacer a su homólogo estadounidense.

 “Una vez más cumple las órdenes de Trump, que en su pelea comercial con China no encuentra dónde descartar cientos de toneladas de basura de Estados Unidos”, sentenció.

“Es un proceso que los países fueron encontrando para sacarle un doble rédito al problema de la basura: al tiempo que la desechaban en el exterior, comenzaron a cobrarla como un bien. Por ejemplo, el plástico o el cuero, que puede reutilizarse. Es un proceso que lleva varias décadas pero, salvo en el caso chino, por lo general los que importan son países subdesarrollados y con escasos o nulos controles ambientales. Lamentablemente el gobierno de Macri nos metió en ese lote de países”, condenó Leonel Mingo.

En 2017, Estados Unidos exportó a China 13,2 millones de toneladas de desechos de papel y 1,42 millones de toneladas de desechos plásticos. ¿Cuántas  toneladas querrá enviar Trump a Argentina para convertirla en su basurero?.

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