María le pisoteó la cabeza a su adiestrador

La historia del pueblo que colgó a un elefante de una grúa

Charlie Sparks viajaba con su circo cuando visitó Kingsport en Tennessee. En ese lugar la elefanta María de su propiedad mató al adiestrador aplastándole la cabeza con sus patas. Los lugareños comenzaron a clamar por sangre y se barajaron varias ideas sobre como poner fin a la vida de la elefanta. Finalmente se decidieron por colgarla de una grúa y he aquí lo que sucedió.

Por Leo Robles

09/12/2015

Publicado en

Medio Ambiente / Tendencias

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murderous mary

En medio de una carpa fulera, acompañados de una banda de cuatro borrachos, los elefantes en el circo ambulante de Charlie Sparks hicieron todo lo posible para entretener a la audiencia aquella fría tarde de febrero de 1916. Se sentaron en cuclillas, se pararon de cabeza, y formaron un tren, ya que colocan sus patas delanteras sobre las espaldas de los demás y comienzan a caminar tocando trompetas alrededor de toda la pista.

En resumen, presentaron todos los trucos con los que habían sido torturados durante el aprendizaje de los mismos, pero todo eso no fue suficiente para compensar la ausencia de la verdadera estrella del show, una elefanta asiática de cinco toneladas llamada María.

Los talentos de María incluían escoger 25 canciones diferentes en cuernos musicales, las que ella tocaba con ayuda de su trompa. Además era la pitcher campeona del equipo de béisbol del circo. Pero en ese trágico día,  ella fue despojada de su silla de oro y rojo, así como de su elegante tocado de plumas azules artificiales y se quedó amarrada fuera de la carpa principal, en desgracia. Contaron que ella temblaba de miedo, esperando allí, en medio de la llovizna, como si fuera consciente de la horrible suerte que estaba a punto de caer sobre ella. Y si bien ella se hizo conocida como “María la asesina”, lo peor es que la elefanta no sólo había matado a un hombre, sino que había cometido el error de hacerlo cerca de Erwin, Tennessee. Pisoteando la cabeza de su brutal domador.

Por otro lado Erwin era una pujante ciudad del ferrocarril estadounidense, que tenía pretensiones de ser civilizada, pues recientemente contaba con su propia oficina de correos, teatro y palacio de justicia. También tenía una cárcel, pero la autoridad del sheriff no importaba mucho, en esta parte del mundo donde la ley de la calle aún prevalecía. Por ejemplo, entre 1882 y 1930, hubo 214 víctimas de linchamientos en Tennessee. La mayoría eran hombres de raza negra, sumariamente declarados culpables de delitos como «pelear contra un hombre blanco» y tener «mal carácter». Trágicas filas, a las que pronto se unió la historia de María, seguramente el único elefante en la historia en haber sido ahorcado.

Su destino fue sellado el día antes de la ejecución, cuando el tren circense de Charlie Sparks llegó a la pequeña ciudad de Kingsport, a unas 40 millas de Erwin. Como siempre, anunciaba su presencia con un desfile por la calle principal, en la que María fue conducida por Walter Eldridge de 38 años de edad, apodado “El Rojo” debido a su color de pelo: Un vagabundo que había estado con el circo sólo por un día, y que no tenía experiencia en el manejo de elefantes. Pero en ese entonces la única cualificación necesaria era tener la capacidad de “saber usar” un «palo de elefante”, el que consistía en una varilla con una lanza afilada en uno de sus extremos.

Hay un relato de cómo fue domesticado un bebé elefante llamado Mademoiselle Djek para una breve temporada en los escenarios del Londres de 1829. Los críticos de la época estaban maravillados de su docilidad e incluso Charles Reade, un novelista de la época, describió como su domador apuñalaba a la elefanta brutalmente, durante media hora hasta que “había sangre derramada un pie alrededor de su enorme cuerpo”, añadiendo que “estaba tan llena de agujeros como una naranja Cloved”.

Técnicas similares también se habían utilizado para el adiestramiento de María. Pero aunque la elefanta generalmente  había aceptado de forma sumisa esas torturas, nadie sabía que ese día, ella estaba sufriendo de un doloroso absceso en un diente.

elefantes

Entonces ocurrió: ella se detuvo durante el desfile para comer un trozo de cáscara de sandía botado en la calle, ante lo cual “El Rojo” Eldridge la pinchó para mantenerla en movimiento y sin querer le dio cerca de donde ella sentía dolor. La reacción de María fue rápida y mortal. Levantó a Eldridge con su trompa, lo arrojó al suelo y le pisoteó la cabeza. “La sangre y los sesos y esas cosas, simplemente rociaron toda la calle «, recuerda un testigo. Como los espectadores huyeron gritando aterrorizados, un herrero local disparó a María con una pistola la descarga de cinco rondas de municiones, las que en su gruesa piel tuvieron poco efecto.

La elefanta se detuvo, y de repente la calma apareció de nuevo cuando acabó la balacera, pero se quebró nuevamente con los gritos de la gente de Kingsport, quienes la rodearon vociferando “Kill the elephant, kill the elephant” (Matar al elefante, matar al elefante”.

Ante el temor de que sus fechas en otras ciudades serían canceladas, si se enteraban de que su circo era el hogar de un paquidermo homicida, Charlie Sparks no tuvo más remedio que ceder a estas demandas de venganza. La única pregunta era cómo había que matar a María. Las balas ya habían demostrado ser ineficaces y tampoco era probable que el veneno funcionase, ya que los elefantes identifican cerca de medio millón de olores con sus trompas y pueden detectar fácilmente las sustancias nocivas.

Algunas personas abogaron por aplastar a María lentamente entre dos locomotoras opuestas. Otros pidieron amarrarle sus piernas a una locomotora y sus patas a otra, para descuartizarla viva cuando las máquinas se pusieran en marcha en direcciones opuestas. Otra opción era la electrocución, la cual no era mal vista en ese entonces gracias a Thomas Edison, el inventor de la primera ampolleta eléctrica comercialmente viable. Además era el momento en que Estados Unidos estaba eligiendo cuál de las dos formas principales de electricidad debía adoptar, si la corriente continua (DC) o la corriente alterna (CA), ya que Edison tenía patentes para muchos dispositivos que utilizaban la antigua. Él también organizó diversas manifestaciones en las que los animales fueron electrocutados públicamente con el AC, el más espectacular de los cuales se produjo en 1903, cuando un nuevo parque de diversiones fue inaugurado en Coney Island, Nueva York. Una de las atracciones principales era un elefante llamado Topsy, pero perdió fama cuando comenzó a rumorearse de que se había vuelto violento, errático y no cooperativo, mientras que los propietarios buscaban publicidad para su nueva aventura, y qué mejor que ejecutar al elefante con la ayuda de Edison.

Una gran multitud vio a Topsy el día de su muerte, obedientemente parado sobre unas sandalias de madera de diseño especial, llenas de cableado de cobre, las que estaban conectadas a la electricidad. Cuando accionaron el interruptor, comenzó a subir humo desde sus pies por uno o dos minutos y eso fue todo. Un periódico informó sobre el deleite morboso del público en la observación de su fallecimiento, a pesar de que causó «un olor desagradable para mezclarse con el olor del maní tostado, vendido a dos centavos de dólar la bolsa”.

alefante circo

Más tarde se dijo que mientras Topsy “montaba el relámpago”, se habían producido breves apagones eléctricos en toda la región, pero su muerte resultó en vano, porque el plan de Edison fracasó y América con el tiempo decantó por la AC como estándar. Y si bien, ya en 1916 la electricidad había llegado a las zonas rurales de Tennessee, ésta no contaba con el poder suficiente para despachar a un elefante, así que a Charlie Sparks se le ocurrió la idea,  igual de sensacional, de colgar a María.

Al día siguiente, el circo visitó Erwin con una grúa de 100 toneladas utilizada para levantar los vagones de ferrocarril. Esto era lo suficientemente fuerte como para soportar a un elefante, y los asistentes de la matiné, decepcionados por no ver a María muerta pronto, se calmaron con la noticia de que podían verla ahorcada poco después, sin cargo adicional.

A medida que era llevada al patio de ferrocarril, Mary fue seguida por otros cuatro elefantes del circo, cada uno entrelazando su trompa en la cola del animal de adelante tal como ya lo habían hecho en innumerables desfiles. Le colocaron una cadena alrededor del cuello para que no intentara huir, mientras los gritos de ella se mezclaban con los vítores de la multitud. Para evitar que arrancara, una de sus piernas estaba atada y a nadie se le ocurrió liberarla cuando la grúa entró en acción. Como resultado, ella fue izada en el aire con un crujido horrible, que no era nada más que el sonido de sus huesos y ligamentos rompiéndose bajo la presión. Pero antes de terminar de levantarla por completo, se rompió la cadena alrededor de su cuello y Mary cayó al suelo rompiéndose la cadera.

Cerca de tres mil espectadores presenciaron el acontecimiento, entre ellos la mayoría de los niños del pueblo, los que entraron en pánico y corrieron para esconderse del elefante, pero María simplemente se sentó en el mismo lugar, aturdida y presa de un terrible dolor.

Mientras tanto, uno de los hombres del circo, trepó a su espalda como si se tratase de una pequeña colina y no de un ser vivo para amarrarle una nueva cadena, esta vez más grande y fuerte. Encendieron la grúa de nuevo y esta vez María se elevó en el aire, con sus gruesas piernas colgando, gritando y gruñendo incluso por encima de las risas y los aplausos de los asistentes. Finalmente, ella quedó colgada en silencio durante media hora, antes de que un veterinario local la declarase muerta. Su horripilante final está registrado en una fotografía tan horriblemente surrealista, que algunos han sugerido que debe ser una falsificación -pero, con demasiada tristeza, su autenticidad ha sido confirmada por otras fotografías tomadas en ese mismo momento-.

Esa noche el circo siguió adelante como de costumbre, pero después de la función uno de los elefantes restantes se separó de la manada y empezó a correr hacia el patio del ferrocarril. Se dice que los elefantes salvajes vuelven a buscar los huesos de los familiares caídos incluso muchos años después, y tal vez, aquel compañero de circo fue en busca de María. Pero fue capturado rápidamente y volvió a la miserablemente vida en cautiverio de la que había escapado.

Quizás el único consuelo de esta horrible historia, es saber que con su muerte, María ya no tendría que soportar esta existencia cruel y antinatural,  y dicen hoy en día, que aún se encuentra enterrada en una enorme tumba que fue excavada para ella utilizando una pala mecánica. Algunos dijeron que el agujero era “tan grande como un granero”, pero nadie sabe exactamente donde está, y la gente del lugar no parece inclinada a encontrarlo. Es revelador, pero no existe ningún monumento a ella en Erwin, la ciudad que colgó un elefante y que al parecer sigue sintiendo vergüenza de haberlo hecho.

Por David Leafe, originalmente escrito para Daily Mail.

Traducción de El Ciudadano.

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