Lobby rural de SN Power: Fardos, vino y helicóptero

Pese a que aún no se otorga el permiso ambiental para la construcción de las centrales que SN Power quiere concretar en el lago Maihue y Liquiñe, el lobby rural ya empezó

Por seba

03/05/2009

Publicado en

Medio Ambiente / Portada

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Pese a que aún no se otorga el permiso ambiental para la construcción de las centrales que SN Power quiere concretar en el lago Maihue y Liquiñe, el lobby rural ya empezó. La eléctrica nórdica ha llevado regalos, financiado asados, llevó a la prensa a Noruega y se puso con la municipalidad en distintas obras. Todo vale a la hora de comprar voluntades en comunidades rurales precarizadas.

Un tronar monótono rompió el silencio cordillerano en los alrededores del lago Maihue en  octubre de 2008. Los niños que estaban en clases en la escuela de Curriñe olvidaron al profesor y se asomaron raudos a la ventana. Allá arriba, arañaba el cielo el primer helicóptero que veían en sus vidas.

El aparato fue y volvió varias veces y durante varios días llevando material. Para los niños lentamente el ruido se fundió con el río que suena en el bajo o los tiuques y treiles que se posan en el patio del colegio. Luego aparecerían camionetas en el camino y tipos con casco  y planos haciendo levantamientos topográficos. Hablaban de progreso y de que vendría una empresa a sacarlos de la pobreza. Se iniciaba así para los habitantes de la ribera del lago Maihue las faenas de la proyectada central Trayenko.

El destino de su territorio había sido zanjado ya en diciembre de 2006 cuando el Ministerio de Economía resolvió dar una concesión de 2 años para la realización de dichos estudios. Los derechos sobre el uso de las agua habían sido otorgados el 2001.

CENTRALES DE BAJO IMPACTO

El proyecto Trayenko contempla construir 4 centrales hidroeléctricas en los sectores de Pellaifa (108 MW), Reyehueico (20 MW) y Liquiñe (118 MW) en la comuna de Panguipulli; y Maqueo(320 MW) en las comunas de Futrono y Lago Ranco, en la cordillera de la Región de los Ríos.

SN Power las promueve diciendo que se trata de centrales de bajo impacto. Claro que en el resto del mundo se considera dentro de este grupo a las que producen unos 12 megavatios.

El capital para su construcción, estimado en mil millones de dólares, lo pone la firma noruega SN Power (80%) y Sociedad Centinela (20%), del empresario chileno Gustavo Pavez. SN Power tiene inversiones eléctricas también en Tinguiririca y el proyecto del Parque Eólico Totoral, en Coquimbo.

SN Power nace de la fusión de las empresas Statkraft SF y Norfund, el 2002. La primera es la mayor generadora hidroeléctrica de Noruega y la mayor generadora de energía renovable de Europa. Administra 90 centrales hidroeléctricas capaces de producir más de 12.000 MW, con una producción anual de 42.000 GWh. Ambas empresas son propiedad del Estado noruego y tienen inversiones en África, Asia y Latinoamérica.

El precio del Megawatts hoy es de US$ 99 en promedio (Colbún la llega a vender a US$ 124,2 por MWh), por lo que la sola central Maqueo le reportaría a SN Power 18 millones 216 mil pesos por hora. Bien vale entonces la inversión.

Maqueo captaría agua de los ríos Pillenleufu, Curriñe, Ipela, Huenteleufu, Hueinahue, Correntoso y Rupumeica, canalizándola a través de 53 km. de túneles en el reservorio Pillanleufu, pasando bajo un glaciar. Estas terminarían su curso en la casa de máquinas que se ubicaría al borde del lago Maihue. Pese a que se sostiene que son centrales de bajo impacto, se inundarían 114,7 há. Y se erigiría un muro de 25 mts. para el tranque de regulación Reinahue.

Claro que Trayenko ya tuvo su primer revés. A fines de febrero de este año la Conama de la Región de los Ríos declaró inadmisible el proyecto argumentando la poca precisión de la información contenida en el Informe de Impacto Ambiental.

En tanto, el 17 de marzo se ingresó al SEIA el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto Maqueo, que inundaría 145 há. Aprovechando los recursos hídricos de los ríos Pillanleufú, Curringue, Ipela, Huenteleufú, Chaichayén, Correntoso, Rupumeica y Hueinahue, los que serían devueltos al lago Maihue.

LLEGARON LAS LUCAS

Ya en abril de 2006 ejecutivos de la hidroeléctrica comenzaron a visitar la zona y en diciembre de 2008 se instaló en Futrono la oficina de Trayenko. William Gysling, gerente de Asuntos Externos de SN Power contó a El Ciudadano que “si vamos a desarrollar el proyecto no podemos ser indiferentes a las comunidades y podemos ayudar al desarrollo de su calidad de vida”.

Raúl Gallardo, quien tiene un negocio en Curriñe, cuenta que tuvo una reunión con Trayenko a principios de enero de este año. Me dijeron que “tienen hartos proyectos para ayudar a la gente del sector y que tienen material y necesitan mano de obra”. Incluso  Gysling le dijo que “nos apuremos para hacer proyectos. Tenemos una cantidad de dinero para que la gente quede con algo hecho de la empresa”. Se ofreció trabajo a 1.500 personas, previa capacitación, y se habló de sueldos de 400 mil pesos mensuales.

Con tamaña oferta brotaron las ideas de los lugareños. Que hace falta una panadería o  lavanderías e invernaderos, que hay que arreglar el camino, construir una posta o remodelar la iglesia. La economía del sector es fundamentalmente agrícola, explotación de la madera y crianza de animales.

Y la empresa ya se puso. Pasó 9 millones de pesos para el equipamiento de la posta en Chabranco; a alguien se le ocurrió limpiar el cementerio y SN Power pagó a miembros de la comunidad para que lo hicieran; el 2008 dio becas a 7 jóvenes de la comunidad que estudian en la universidad; faltaba la instalación eléctrica de la capilla de Curriñe y la empresa puso las lucas; también dio  recursos para el Concejo de Certificación de leña de Valdivia y; junto a la Municipalidad de Futrono, construye en Chabranco un vivero para especies nativas de la zona en un terreno cedido por el municipio. En las obras ya hay 70 personas trabajando.

Gysling también destaca un proyecto de generación eléctrica en Rupumeica alto y uno apícola que involucra a 300 personas. “La gente nos pide si le podemos colaborar para que tengan algo de desarrollo. Nosotros le pedimos que se organicen como comunidad y que definan los intereses”- señaló.

SACOS DE ALIMENTOS

Hace dos años alguien tocó la puerta de Norma Santibáñez, quien vive junto al lago Maihue desde que hace 10 años se aburrió de Santiago, donde había llegado a trabajar adolescente  y armó camas y petacas para volver a la tranquilidad de las tierras de sus ancestros. Desde la ventana de la casa de se ve el lago Maihue y los contrafuertes cordilleranos, pero ese día vio a través de ella como descargaban 2 sacos con alimento para animales, un regalo de SN Power. Afuera sus vecinos pararon su rutina de cortar leña o alimentar a los gansos para mirar la entrega.

“Me pasaron ambos sacos diciendo que era un regalo para la comunidad – cuenta Norma – y al tiro pensé cómo le iba a explicar a mi gente que me lo entregaran a mí. Me sentí como un niñito cuando les dan un dulce. Honestamente no me sentí muy bien”.

Esa fue la primera noticia que Norma tuvo sobre los proyectos hidroeléctricos en su territorio. “Al principio la gente creía que era una idea de la Gobernación y más de algún lugareño fue invitado a Tinguiririca, en donde SN Power tiene La Higuera, como invitado especial de la empresa”- cuenta Norma, claro que para ello pese a que “suena muy lindo todo, en ningún momento te dicen las consecuencias y riesgos de instalar dichas centrales acá. Creo que no son transparentes”.

Los fardos pronto se transformarían en un asado bien regado. Ocurrió el 27 de noviembre del 2008, para la conmemoración del hundimiento de la balsa en el lago, cuando murieron 17 personas, por lo que el presidente de la agrupación de familiares de los deudos invitó a una ceremonia evangélica a la comunidad y autoridades locales.

También llegaron representantes de Trayenko, quienes llevaron un vacuno, bebidas alcohólicas y harto vino. Claro que era sólo para los que se registraran ante los funcionarios de la empresa. El encuentro dejó a varios ebrios, dos de los cuales al cruzar el río Caycayen montados en un solo caballo se ahogaron.

La comunidad indígena Jacinto Carrillo Comolai y la comunidad indígena Bernardo Vera Pichilguen, del lago Maihue acusaron luego del incidente que “Trayenko está interviniendo con máquinas, helicópteros y trabajadores en nuestro territorio, comprando la gente y manipulando con reuniones engañosas. Están pasando a llevar las autoridades ancestrales de las comunidades, teniendo diálogo solamente con la Junta de Vecinos, cuya organización no es validada por el pueblo mapuche”.

AL OTRO LADO

También Trayenko conformó en Liquiñe una Mesa Territorial Intercultural Reyehueico/Liquiñe en marzo del año pasado, en la que participan algunos dirigentes de comunidades y organizaciones sociales del sector. Gysling cuenta que “esta mesa es para fortalecer el diálogo y a medida que Maqueo se empiece a construir esperamos que la gente se sume al diálogo”.

Claro que a la mesa acceden sólo los amigos de Trayenko o los enemigos rehabilitados. Nori Quintumán, de Liquiñe, una dirigente comunitaria opuesta a los proyectos no cbe allí. Sí su hermano a quien SN Power le da un trabajo, lo que provoca la división de la familia.

Para la tarea contrató a Héctor Quintoman Trafican, a quien dejaron a cargo de la oficina de Liquiñe, quien trasladó a los dirigentes en un furgón de la empresa el día de la constitución de la mesa. La empresa se puso con la alimentación de dicho encuentro y el arriendo de las termas Coñaripe.

La mesa tiene como fin detectar las carencias de la zona, como el mal estado de los caminos, del colegio y del liceo técnico de la zona, la ausencia de una compañía de bomberos en Liquiñe, reparaciones a las redes de agua potable en el poblado.

A la mesa han llegado algunas juntas de vecinos de Liquiñe, clubes deportivos, comités de agricultores y comunidades mapuche, pero un número mayor de comunidades indígenas, cooperativas de agricultores y dueños de termas de la zona se oponen al proyecto.

Orlando Romero, dentista y miembro del Frente Ambientalista de Panguipulli, cuenta que “desde hace 4 ó 5 años que SN Power llegó a la zona haciendo regalos a la gente, ofreciendo regalías, arreglos y ha regalado computadores”.

Arrendaron el predio de José Nguipan, ubicado en el sector Chanlil de Liquiñe con un cheque de 100 mil pesos. Romero comenta que “esa cifra acá significa el alimento de un mes y, como hay pobreza, los lugareños al recibir el dinero bajan al pueblo a armarse de pulperías, como es que le llaman a los alimentos”.

José Antonio Panguilef Kalfulef, Longo de Rupumeica acusó a fines de marzo que pese a recién haber ingresado al SEIA el proyecto “la empresa ha comenzado la intervención en el territorio con la instalación de maquinarias, corte de árboles nativos, intervención de sus aguas, sin contar aún con la autorización de la Corema Región de Los Ríos. Se suma a esto la instalación de un helipuerto, la circulación de helicópteros con materiales de construcción y la instalación de campamentos en terrenos propiedad de Rubencio Gonzáles”.

La prensa tiene un precio más alto. Luís Ganga, director de la Radio Panguipulli, y David Díaz, de la radio Nueva Comuna de Coñaripe, fueron invitados a Noruega junto a periodistas de La Tercera, La Segunda y Canal 13. “Les quisimos mostrar las cualidades de las centrales de bajo impacto”- confesó Gysling. Después del viaje los medios en Panguipulli han apoyado el proyecto.

¿LEGALIZAR LAS COMPENSACIONES?

En enero el ministro de Energía, Marcelo Tokman, propuso generar un mecanismo de compensación a los municipios donde se instalen proyectos de generación eléctrica, debido a la precariedad de la ley ambiental en definir esta materia y el hecho de que territorios que tienen grandes centrales hidroeléctricas presentan grandes índices de pobreza e, incluso, falta de acceso a energía eléctrica.

La iniciativa contempla que las firmas eléctricas paguen las patentes municipales en las comunas donde se ubiquen las centrales de generación, y no en las ciudades donde está emplazada la casa matriz de estas empresas. También establece que las empresas pagarían un determinado monto de dinero por cada megawatt (MW) puesto en el mercado eléctrico.  Las empresas recibirían créditos fiscales y los municipios sólo podrían usar el dinero recibido en planes de desarrollo comunal.

Manuel Baquedano, del Instituto de Ecología Política, considera que el proyecto que tiende a legislar sobre las compensaciones a las comunidades afectadas por proyectos hidroeléctricos “es una pésima iniciativa y terminará por legitimar formas de corrupción que hoy ampara el sistema de evaluación de impacto ambiental”. Frente a esto propone concretar una evaluación estratégica que evacue un ordenamiento territorial del país que defina los usos de los territorios y que no pase, como ocurre hoy, que se evalúa caso a caso, que fomenta estas formas de corrupción”.

por Mauricio Becerra

El Ciudadano

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