Nuevo trato forestal: Actuar tardíamente cuesta caro

En lugar de centrarse únicamente en la respuesta a emergencias, se debe invertir en las etapas de mitigación y preparación. Si solo nos preocupamos de los incendios en verano y no nos enfocamos en la prevención, seguiremos perdiendo vidas humanas y ecosistemas valiosos.  

Por El Ciudadano

24/02/2023

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Por Alex Sánchez

Chile enfrenta un nuevo tipo de incendios forestales, llamados «sexta generación». Esto es parte de nuestra nueva realidad climática, que genera incendios más peligrosos y difíciles de apagar. 

El concepto de «generación» aplicado a los incendios tiene que ver con cómo se comporta el fuego en relación con el terreno. En el caso de los de sexta generación, la energía que liberan puede cambiar la meteorología a su alrededor y generar nuevos focos.

El cambio climático es irreversible y que quedan cerca de 4.000 días para detenerlo. Por lo que debemos pensar en un «nuevo trato» con las empresas forestales.

La dictadura impulsó gran parte del modelo forestal actual, con la creación del DL701 que subsidiaba a la industria y que se renovó periódicamente durante varios gobiernos. La única razón por la cual no se renovó la última vez que se intentó fue porque justo estalló el escándalo por la colusión de las empresas del papel confort. 

Por lo tanto, dado que pronto volverá a sesionar el Congreso, es razonable preguntarse qué debe priorizar un nuevo trato con la industria. 

Por ejemplo, más allá de la importante evaluación ambiental de proyectos forestales ¿qué otra cosa debería incluir este nuevo trato? Aparte de cosas obvias como financiar áreas con poco presupuesto como la restauración ecológica post-incendio, ¿hacia dónde debe ir la inversión?.

En lugar de centrarse únicamente en la respuesta a emergencias, se debe invertir en las etapas de mitigación y preparación. Si solo nos preocupamos de los incendios en verano y no nos enfocamos en la prevención, seguiremos perdiendo vidas humanas y ecosistemas valiosos.   

Las etapas de mitigación y preparación son las reducen los riesgos de incendios y desarrollan las capacidades para responder a las calamidades. En la etapa de preparación, por ejemplo, se podrían prohibir actividades que aumenten el riesgo de incendios o el tránsito cerca de zonas de peligro. Esto ya se ha empezado a aplicar por parte del gobierno con los toques de queda, pero debería aplicarse preventivamente y no solo cuando ya tenemos un incendio. También se puede regular mejor el uso de la tierra y construir cortafuegos. 

Se puede ahorrar 15 veces lo que se invierte en estas etapas. Hoy, el foco siempre está en comprar aviones o preparar brigadas para actuar en la fase de respuesta. Pero, si reducimos los riesgos, evitamos el desastre y ello es un mejor uso del dinero. 

Además, es necesario invertir en el desarrollo tecnológico y científico para prevenir futuras emergencias. 

El Estado puede hacer más para fortalecer las universidades y éstas pueden fortalecer más su vínculo con el territorio y su capacidad de incidencia por el bien común. Por ejemplo, la PUCV ha sido pionera en crear planes de adaptación al cambio climático, que incluyen medidas para adelantarse a los incendios. 

Pero hay mucho más por hacer: innovar en equipamiento bomberil, más estudios de combustión, mejor transporte de agua en emergencias y potenciar el uso de vehículos no tripulados.  Además, la investigación y desarrollo en áreas como la salud y la limpieza que sigue al desastre son vitales. 

En definitiva, un nuevo trato con la industria forestal debe abordar las brechas en materia de incendios en Chile. Esto incluye la inversión en tecnología, en la etapa de preparación y mitigación, y en el fortalecimiento del rol de las universidades en el desarrollo de planes de adaptación al cambio climático.

Alex Sánchez

Integrante de Ecosur

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