Una ciudad europea prohibirá la circulación de vehículos en pro del ambiente

Noruega es el primer país exportador de petróleo y gas de Europa occidental, sus abastecimientos cubren cerca del 25 % de la demanda de gas de la Unión Europea, pero, a la vez, su capital se ha convertido en la ganadora de la urbe Verde Europea 2019 Una capital en la que se prohíba el […]

Por El Ciudadano

08/07/2019

Publicado en

Medio Ambiente

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Noruega es el primer país exportador de petróleo y gas de Europa occidental, sus abastecimientos cubren cerca del 25 % de la demanda de gas de la Unión Europea, pero, a la vez, su capital se ha convertido en la ganadora de la urbe Verde Europea 2019


Una capital en la que se prohíba el uso de carros particulares, se creen empleos verdes, se fomente el uso de vehículos eléctricos, los residuos orgánicos sirvan de combustible, se aproveche la radiación electromagnética procedente del Sol, se protejan los parques naturales, se construyan techos con plantas y huertos urbanos, y se promulguen herramientas jurídicas en pro del ambiente; son algunas de la acciones que naciones han emprendido para crear ciudades que preserven la Tierra.

Es el caso de Oslo, capital de Noruega, ciudad en la que habitan cerca de 660 mil personas. Este territorio se convirtió en la urbe Verde Europea 2019, a pesar de basar su economía en la explotación de petróleo.

Para muchos, es una locura pensar que la capital de una nación no permita la circulación de vehículos particulares. Sin embargo, en Oslo será una realidad, pues el centro de la ciudad estará cerrado al tráfico para finales de 2019, y la única forma de llegar será vía transporte público o bicicleta. Para alcanzar este objetivo se ha puesto en marcha una ciclovía de 60 kilómetros de largo, según destaca el portal Conciencia Eco.

Igualmente, se realizó una inversión en el transporte público para hacerlo cómodo, económico y atractivo, y de esta manera convencer a la población para que opte por usar el servicio y no manejar hasta su destino.

El Estado ha ejecutado una estricta política ambientalista que consta de 42 medidas en áreas como transporte, energía y recursos. De 2005 a 2014 se gastaron 45,7 millones de euros en mejoras de áreas verdes. La capital cuenta con alrededor de 220 kilómetros de senderos en zonas verdes dentro del área construida.

Igualmente, se constató que Noruega se convirtió en el mercado más grande de vehículos eléctricos del mundo, y lo alcanzaron con diversas estrategias de marketing, compra sin impuestos, estacionamiento gratuito, exención del peaje en carretera, acceso al carril bus, electricidad gratis para su recarga y transporte gratuito en los ferries.

Otra de las acertadas políticas en Oslo es la utilización de gas producido por la descomposición de residuos orgánicos, lo que se traduce en carburante para el 100 % de los camiones de recolección de basura y para 150 autobuses del transporte público.

El portal Conciencia Eco resalta que en 2012 al menos 180 edificios municipales se convirtieron en edificios que funcionan con energía renovable, reduciendo las emisiones de aproximadamente 7.200 toneladas de dióxido de carbono (CO2) en 2009, a 600 toneladas de CO2 en 2015.

En torno a la energía para la calefacción, el 59 % de los edificios se calienta con energía de residuos, 27 % de electricidad flexible y las aguas residuales para bombas de calor corresponden a un 10 %. En 2015, solo el 1,3 % de la energía utilizada en la calefacción urbana fue con petróleo o gas.

La vista desde las alturas se pinta de color verde con 140.000 metros cuadrados cubiertos de plantas, lo que hace un ambiente más sano y un gran paisaje para quienes los disfrutan.

En materia legal se ha creado un marco jurídico dirigido a proteger el ambiente. Líderes políticos aprobaron en 2017 una medida para prohibir los contratos públicos que contribuyan a la deforestación de los bosques, convirtiéndose en el único país que lo ha hecho, según publica HuffPost.

Asimismo, el portal reseña que Noruega ha programado una iniciativa para triplicar su capacidad de energía eólica para el año 2020. Igualmente, ha prometido que para 2030 alcanzará la «neutralidad climática», reduciendo sus emisiones de carbono un 40 % respecto a sus niveles de 1990.

¿Política hipócrita?

Noruega es el primer país exportador de petróleo y gas de Europa occidental. Sus abastecimientos cubren cerca el 25 % de la demanda de gas de la Unión Europea, difunde BBC Mundo.

En 2017, activistas denunciaron que la nación ofreció nuevas licencias a 13 empresas petroleras mundiales, con el objetivo de buscar y extraer crudo en el Mar de Barents (en el círculo Polar Ártico). En enero de 2018, el tribunal de Oslo avaló las licencias del Gobierno para abrir más fuentes de extracción.

Ante esto,organizaciones ecologistas indican que se violenta el artículo 112 de la Constitución, el cual establece que el Gobierno no puede tomar decisiones que violen el derecho a un medio ambiente sano para las actuales y futuras generaciones, difunde el mencionado medio.

También ha causado critica mundial que, según el tribunal, «las emisiones de dióxido de carbono que se producen en el extranjero por el petróleo y gas que exporta Noruega son irrelevantes, y no se considera responsable a la nación de las emisiones de CO2 en el extranjero que deriven de los hidrocarburos que exporta».

Noruega mantiene una política basada en la explotación de recursos fósiles, pero, ha logrado cumplir sus compromisos según lo establecido en el Acuerdo de París; contrario a China, India y Estados Unidos, este último se retiró del tratado. Estos tres países representaron un 85 % de la subida de emisiones de CO2 en 2018.

Para expertos ambientalistas un momento clave en pro de la Tierra será la Cumbre de Acción Climática de la ONU del 23 de septiembre próximo, convocada por el Secretario General de las Naciones Unidas.

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