La cooperativa Mondragon y la nueva forma de gestión económica

El gigante económico del país vasco es una cooperativa

El gigante económico del país vasco es una cooperativa. Tienen más de 83 mil empleados y forma a unos nueve mil estudiantes bajo parámetros de trabajo muy distintos al patrón de acumulación de las sociedades anónimas. Acá la propiedad es común, el poder está distribuido y los excedentes son reinvertidos en las empresas. Joseba Azkarraga Etxagibel, economista, nos cuenta de qué se trata.

Mondragon hoy aglutina a 256 empresas y entidades de las áreas de Finanzas, Industria, Distribución y Conocimiento. Fue creada en 1956 a instancias del sacerdote republicano José María Arizmendiarrieta Madariaga.

El Ciudadano conversó con Joseba Azkarraga Etxagibel, doctor en sociología y profesor de Cambio Social Contemporáneo y de Economía Social y Solidaria en Mondragon Unibertsitatea. También es investigador del Instituto de Estudios Cooperativos Lanki de Mondragon Unibertsitatea (facultad Huhezi) y este año realizó una estancia en el Instituto de Economía y el Ceam (Centro de Estudios Ambientales y Desarrollo Humano Sostenible) de la Universidad Austral.

Joseba nos contará de las ventajas de las cooperativas y su organización auto gestionadas y fundamentada en la soberanía de las personas, sobre sus lógicas democráticas de funcionamiento, el compromiso social con su entorno y la distribución equitativa de la riqueza generada. También resalta que los activos que tienen superan a las empresas tradicionales. Así es posible crear otro tipo de organizaciones socioempresariales.

-¿Qué experiencias crees importante puedan compartir desde la sociedad vasca?

-Creo que tenemos dos experiencias que merece la pena compartir con otras gentes para un mutuo enriquecimiento. Una es la experiencia de desarrollo socioeconómico (Mondragon) que, con sus luces y sombras, representa un interesante laboratorio de democracia empresarial, desarrollo endógeno y distribución equitativa de la riqueza. Otra cosa que rescato es que en los últimos 40 años la sociedad vasca ha acumulado una rica experiencia de desarrollo lingüístico-identitario, en la recuperación y revitalización de su cultura, identidad y lengua milenaria.

-¿Con quiénes deseas compartir dichas experiencias?

-Con la gente del Sur del planeta, tanto con experiencias de economía solidaria como de recuperación de lenguas y culturas minorizadas. Nos interesa la transición hacia la sostenibilidad y los procesos de innovación social que pongan énfasis en el protagonismo de la sociedad civil, de la comunidad y en la capacidad de ésta para autoconstruirse.

DISTRIBUCIÓN EQUITATIVA DE LA RIQUEZA

-Cuéntanos un poco sobre las cooperativas de Mondragón.

-Se trata de un conjunto de 120 cooperativas que, manteniendo cada una de ellas su soberanía, están federadas en el grupo Mondragon. La mayor parte de ellas son cooperativas de tamaño mediano, y están estructuradas en cuatro sectores: financiero (un banco cooperativo y negocio de seguros), industrial (múltiples actividades productivas entre las que destacan la automoción, máquina herramienta, electrodomésticos, construcción, electrónica), distribución y, por último, conocimiento (centros de educación preuniversitarios, una universidad y doce centros tecnológicos avanzados). Es un tipo de economía social inserto en el mercado global, pragmático, y muchas de las cooperativas mantienen una posición de liderazgo en el mercado. Hoy en día, el conjunto Mondragon constituye, tanto por sus ventas como por número de trabajadores, el primer grupo empresarial del País Vasco y el séptimo del estado español.

-¿Qué diferencia tienen con las empresas tradicionales?

-Las cooperativas de Mondragon han demostrado que, a pesar de dificultades y contradicciones, es posible crear otro tipo de organizaciones socioempresariales: organizaciones auto gestionadas y fundamentadas en la soberanía de las personas (no del capital), con lógicas democráticas en su funcionamiento (‘un socio un voto’, independientemente del capital de cada uno), con un fuerte compromiso social con su entorno, con una distribución altamente equitativa de la riqueza generada, y organizaciones que son eficientes y fuertes en el mercado.

-¿Cómo se expresa esa diferencia?

Modelo de negocios de Mondragon

– Las cooperativas al nacer provocaron una mutación esencial de las tres cosas relevantes en una empresa: de quién es (propiedad), quién manda (poder) y cómo se distribuyen los excedentes (distribución). Los tres factores mencionados quedan en manos de los socios-trabajadores de las cooperativas. Algunos lo ven como una alternativa al capitalismo actual, como una utopía hecha realidad, y otros, en cambio, como algo homologable a las corporaciones capitalistas, debido a su expansión internacional de las últimas dos décadas. Suelo decir que desde una posición menos apasionada, ambas percepciones difícilmente se sostienen en la realidad. Visto desde dentro, sus limitaciones son más evidentes y sus virtudes más notables.

-¿A quiénes les puede interesar estas experiencias?

-Creo que a todos quienes les interesen la democracia económica, la justicia distributiva y la socioeconomía, sin duda es una pista necesaria.

EL SUICIDIO DE LA POLÍTICA FRENTE AL NEOLIBERALISMO

-En los discursos de la izquierda (por lo menos en Latinoamérica) y sobre todo cuando hacen referencias históricas a las cooperativas y experiencias de mancomunales y de mutualismo, se ubica a estas formas organizativas como en una etapa previa a las organizaciones de masas que demandan una intervención más activa del Estado, como si hubiesen sido superadas por un ‘avance de la historia’ ¿Qué opina de estas perspectivas?

-Creo que se equivocan quienes piensan que las formas de vida emancipadas llegarán por decreto público. Lo que conocemos como globalización neoliberal, es decir, la desregulación (laboral y medioambiental), la liberalización de los mercados, la mercantilización creciente de servicios, territorios y recursos, y el gobierno de las multinacionales sobre el conjunto de la vida, ha sido el resultado de la connivencia entre los poderes económicos y político-estatales, estos últimos no pocas veces en manos de la izquierda institucional. La cancelación de la democracia que supone el neoliberalismo, camina sobre esas dos patas. De hecho, no hay más que ver cómo funciona el fenómeno de ‘puerta giratoria’: muchos responsables públicos pasan a ser ejecutivos de empresas privadas y viceversa. Los poderes públicos y su capacidad de regulación han sido ampliamente sobrepasados por las fuerzas del mercado, por los intereses de las grandes transnacionales, y no por casualidad, sino a través de un proceso que el sociólogo alemán Ulrich Beck calificó de ‘suicidio de la política’. Es decir, los propios responsables políticos han ido entregando las herramientas que tenían para regular los procesos económicos.

-¿Qué queda entonces para la persona de a pie?

-La mayor parte de las veces los políticos profesionales relegan a los actores sociales a un estado de pasividad, delegacionismo e individualismo crecientes. Si no me equivoco, fue Paul Valèry quien dijo con cierto sarcasmo que “la política es el arte de impedir a la gente inmiscuirse en sus propios asuntos”, añadiendo que “la política en manos de profesionales sustrae la esfera pública a los ciudadanos”. No obstante, los medios estatal-administrativos que pretendan una re-regulación de los procesos económicos, sólo podrán sostenerse en la medida en que cuenten con el sustento de sociedades civiles críticas y vigilantes que se constituyan como sujetos (no objetos) de la política.

-Algunos ponen el acento en asentar instituciones fuertes.

-En mi opinión, la ‘buena sociedad’ tiene más que ver con la constitución de una sociedad civil madura y despierta, que con una institucionalidad fuerte. Aunque eso no quiera decir que las políticas públicas no sean sumamente importantes, especialmente a la hora de organizar un futuro de creciente escasez de recursos. A buen seguro, la vía inteligente está en llevar a cabo una buena articulación entre políticas públicas y asociatividad, y que buena parte de las primeras estén encaminadas a promover la asociatividad ciudadana en todas sus formas.

-Un proceso de empoderamiento ciudadano.

-Tanto el empoderamiento comunitario en general, como la asociatividad ciudadana en la economía en particular, son claves de futuro. Porque el futuro viene marcado por procesos como la fenomenal crisis energética que nos sobreviene debido al final de la era fósil, los colosales efectos del cambio climático y el agotamiento de recursos de todo tipo, además de fenómenos como la creciente inseguridad alimentaria. La prospectiva siempre es arriesgada, pero es razonable pensar que el futuro probablemente nos deparará nuevos equilibrios entre lo global y lo local, con movimientos de contracción, de re-localización y re-territorialización. Es decir, una nueva situación histórica que exigirá el reforzamiento de las capacidades comunitarias y autogestionarias de cada territorio. La resiliencia comunitaria y la capacidad auto-organizativa de las comunidades serán fundamentales para encarar un futuro de creciente escasez energética y de recursos de todo tipo.

FRENTE AL CAPITALISMO DEL DESASTRE

-¿Qué lectura puedes hacer respecto de la hegemonía neoliberal en lo económico?

-La economía moderna ha ido autonomizándose gradualmente de todo tipo de corsé, y las prácticas económicas han roto las limitaciones que históricamente imponían las lógicas familiares, sociales, religiosas o políticas. Es así como hemos llegado a unas desigualdades socioeconómicas que no tiene parangón en la historia, a una depredación creciente de los ecosistemas, al progresivo agotamiento de recursos vitales para nuestro bienestar presente y futuro, y a una economía fundamentada en la especulación. Hoy se especula incluso con los alimentos: las entidades financieras están ofreciendo a pequeños y grandes inversores la posibilidad de comprar alimentos no para su ingesta, sino para venderlos más caros y recoger beneficios, sin que se mire al encarecimiento de alimentos básicos que esto provoca y sin importar que se extiendan experiencias tan lacerantes como la desnutrición y el hambre.

-¿Qué diferencias establecerías entre las experiencias de economías solidarias y las actuales formas de acumulación capitalistas?

-La economía solidaria (ES) plantea algo radicalmente distinto: Una economía no centrada en la maximización de las ganancias privadas sino orientada a la producción de bienes y servicios que satisfagan las necesidades humanas, que promueva la igualación material de la población, que se fundamente en la capacidad de decisión de los propios actores, que reduzca la huella ecológica. Nos ofrece la posibilidad de pensar otra vez cuál debe ser el lugar de la economía y entre otras cosas, nos permite pensar en el absurdo que supone el PIB como indicador de la buena marcha de las sociedades. Algunos lo han explicado muy bien: si un país empleara un 10% de su riqueza para remunerar a algunas personas con el objeto de que destrozasen todo tipo de bienes públicos y otro 10% para que otros arreglasen los destrozos, ese país tendría el mismo PIB que otro que empleara el 20% de su riqueza para fomentar la cultura, la salud, la educación y el bienestar.

Lo que los sociólogos entendemos por modernidad clásica estuvo vinculada a la sociedad industrial y su dilema principal: la creación de riqueza y la distribución equitativa de la misma en el espacio del estado-nación. Hoy, el conflicto distributivo adquiere especialmente una dimensión mundial, aunque también se agrandan las desigualdades al interior de cada país tanto en el Norte como en el Sur, y la economía y su lógica del beneficio entran en conflicto también con otros factores, no sólo con el factor trabajo, entre los que destaca los límites biofísicos del planeta. Por ello, la contradicción fundamental de las formas de acumulación capitalista es, ya no sólo el incumplimiento de las más elementales nociones de distribución equitativa y justicia social, sino el hecho de que choca frontalmente con las leyes de la física, con el carácter finito de la biosfera. Ahí reside el quid del cambio de época que ya experimentamos. Ante ello, la ES es un intento de anclar las actividades económicas en un territorio, y se trata del intento de reinsertar las actividades económicas en los sistemas humanos, y éstos en los sistemas naturales.

Primera cooperativa Ulgor en el barrio de San Andrés de Mondragon

 

-¿Rescatas alguna experiencia de Chile en la materia?

-Para el diseño de un desarrollo decente, sostenible y razonable, Chile es una potencia intelectual, con aportaciones sobre el desarrollo como la del mundialmente reconocido Manfred Max-Neef y, en el campo más específico de la economía solidaria, Luis Razeto es probablemente la referencia latinoamericana más importante.

-¿Qué experiencias nos puedes contar para fortalecer asociaciones que permitan consolidar estas prácticas?

-Para empezar es importante tomar conciencia de que se trata de un universo amplio de experiencias diversas, no tan marginal como se suele pensar. En nuestro mundo, tanto en el Norte como en el Sur son millones las personas que obtienen su sustento gracias a organizaciones y actividades económicas de economía social y solidaria. Para estas organizaciones es importante mejorar la gestión empresarial, y no despreciar la dimensión económica y la eficiencia, porque aunque las ganancias no sean la meta, la viabilidad económica es fundamental.

RECURSOS COLECTIVOS

-¿Con qué activos cuentan las cooperativas?

-Es muy difícil que cuenten con los mismos recursos financieros que las empresas convencionales, por lo que se necesita reforzar otras monedas, otros recursos: organización, solidaridad, creatividad, implicación, identidad colectiva o intercooperación. En las cooperativas de trabajo, por ejemplo, el hecho de que los trabajadores sean los propietarios imprime una ventaja obvia desde el punto de vista de la implicación y la motivación. Otros activos de estas organizaciones son el permanente cuidado de la educación técnica y social de sus miembros, la implementación de modelos de gestión altamente participativos, la comunicación transparente, la cohesión organizativa. Incluso la innovación e inversión en tecnología, como en el caso Mondragon y otras cooperativas high-tech. Sin olvidar que en nuestras sociedades individualizadas y fragmentadas existe hambre de sentido, y estas organizaciones poseen la capacidad de vincular a sus miembros con fines colectivos y religarlos a una comunidad, a redes de confianza, a una identidad, a un territorio.

-¿Qué implicancias crees que tienen las experiencias de economía solidaria en la reapropiación simbólica de las prácticas económicas y en la formación de subjetividades?

-La ES no es sólo un movimiento de reapropiación de los recursos materiales necesarios para la vida, sino también de reapropiación simbólica. Presupone gente mínimamente empoderada y promueve a su vez un creciente empoderamiento. Gente capaz de ver más allá de los estrechos límites de lo instituido, y gente que ha decidido gobernarse a sí misma. Gente no desmoralizada ni asustada, es decir, actores que bloquean la desmoralización y el miedo, dos vías fundamentales de sujeción y dominación.

-Es una postura distinta frente a la economía…

-Representan también una forma distinta de conducirse en la vida. Preparan el terreno para un sujeto que no construye su identidad en base a actos de consumo, un sujeto religado a la comunidad y al territorio. Además, ofrece otra idea de bienestar. De hecho, hoy está ampliamente demostrado que es falsa la tradicional teoría económica que defiende que cuanto mayor sea el nivel de ingresos de un individuo mayor será su bienestar y felicidad. A partir de cierto punto, desaparece la correlación entre aumento de ingresos y mejora de la satisfacción vital. La calidad de vida alcanzó su punto máximo en el Reino Unido en el año 1974, y en los EUA en 1968. Desde entonces se mantiene, o incluso ha descendido según algunas mediciones, a pesar del ingente gasto de energía y materiales que ha conllevado tal estilo de vida. Es decir, el modelo socioeconómico no ha crecido sólo a costa de los sistemas naturales, también lo ha hecho a partir de una apropiación de la vida de las personas y sus tiempos. A pesar de que la promesa fundamental del actual modelo de desarrollo dice que el consumo y la búsqueda de placer personal son el camino más directo al bienestar, éste parece tener mucha mayor relación con todo aquello que no admite una transacción monetaria, que no se compra en ninguna tienda: la calidad de las relaciones sociales, el grado de confianza en las instituciones, la estabilidad socioafectiva, las buenas relaciones familiares, la amistad, poseer un sentido de finalidad en la vida, o la propia fortaleza de la comunidad.

-Relaciones económicas que implican otro estilo de vida.

-Sí, pretender una vida no fundamentada en el consumo y la obtención de más riqueza (o más brillo egoico a través del estatus, belleza, prestigio y fama), no es simplemente algo requerido por los límites biofísicos de nuestro planeta, es también una vía más inteligente de vivir. La recuperación de la cultura de la suficiencia no sólo tiene que ver con adaptarse a los enormes desafíos socio-ecológicos de nuestra era. Tiene sentido en sí misma, tendría sentido aunque no enfrentáramos tales desafíos. ¿Cuál es la vida buena? Esa pregunta es una de las principales de la ES, porque sabemos que el bienestar humano es posible, incluso más probable, con mucho menos gasto de energía y materiales.

OTRAS LÓGICAS DE MERCADO

-¿Los intercambios económicos necesariamente están regidos sólo por el cálculo de la plusvalía que define la oferta y la demanda o podemos avanzar hacia un mercado con otras lógicas?

-El objetivo principal de la actual economía convencional es la maximización del beneficio en el más corto plazo y a costa de lo que sea, lo que Aristóteles entendía por crematística. Sin embargo, en las experiencias de economía social y solidaria operan una pluralidad de principios económicos: lógicas mercantiles, lógicas de redistribución y lógicas de reciprocidad (en muchas ocasiones, recogidas de las tradiciones y culturas ancestrales). No se deja que la lógica del mercado opere como el único principio autorregulador de la vida económica y social.

-En Mondragon me imagino que algo ya han desarrollado de esto.

-Para que esta pluralidad de lógicas pueda no sólo subsistir sino verse reforzada, se requiere crear sinergias entre los distintos actores que constituyen la ES. Uno de los aprendizajes más importantes de la experiencia de Mondragon es el relativo a la intercooperación. Es decir, organizaciones muy diversas en cuanto a tamaño y ámbito de actividad se federan con el objeto de constituir un grupo y apoyarse mutuamente. Se han creado fondos comunes para hacer frente a los periodos de crisis, para poner en marcha nuevos emprendimientos y crear economías de escala. Se han creado mecanismos como la reconversión de resultados: aquellas cooperativas que tienen excedentes, utilizan parte de los mismos para cubrir las pérdidas de otras, de tal forma que hoy prácticamente no hay en el conglomerado Mondragon una sola cooperativa para la que no haya sido vital el apoyo de otras. Y cuando una cooperativa pasa por malos momentos, sus trabajadores son reubicados en otras que necesitan más empleados, de forma que se garantiza el empleo. Además, se da la transferencia de tecnologías, conocimientos, personas y recursos de todo tipo.

-Son modos de reciprocidad por fuera de la lógica de la ganancia total.

-Estos modos de reciprocidad podrían articularse entre distintas organizaciones de ES. Incluso podría ampliarse y dirigirse hacia la creación de redes entre productores y aquellos consumidores concienciados con la necesidad de reforzar otras formas de economía. La ES es un factor de re-territorialización de las actividades humanas, pero éstas pueden estar inscritas incluso en redes internacionales. Es decir, se pueden crear grupos entre las distintas organizaciones, o crear redes, o proyectos comunes, u otro tipo de compromisos recíprocos que den mayor fortaleza y mayor seguridad ante las incertidumbres. Además, los diferenciales sueltos son fácilmente asimilados por la lógica del sistema, mientras que la agrupación ofrece mayores posibilidades de ir constituyendo un circuito propio, incluso un mercado con otras lógicas más sociales, democráticas y ecológicas. De esta forma, la ES podría aspirar a ser algo más que un paliativo, algo más que una economía de la supervivencia, y enmarcarse en un proyecto político que busque un mayor grado de autodeterminación de las personas, los pueblos y los territorios. Pero para eso debe aprender a buscar sinergias, pasando de acciones reactivas a acciones creativas que posibiliten ampliar el radio de acción e influencia. Los modelos exitosos de intercooperación están ahí y los conocemos.

CAMBIO EN LAS RELACIONES HUMANAS

-Respecto de las relaciones humanas ¿qué diferencias hallas entre las propuestas de economía solidaria con las formas actuales de economía hegemónicas?

-Las organizaciones de ES re-construyen las relaciones interpersonales y los vínculos en aquellos territorios en que han sido destruidos o debilitados. Refuerzan la confianza y el capital social de los territorios, en muchos casos con un fuerte protagonismo de las mujeres. Hacia el interior de las organizaciones, ofrecen un trato más igualitario, lógicas participativas y democráticas, y diferencias salariales razonables, como en el caso de las cooperativas de Mondragon, que poco tienen que ver con las astronómicas diferencias de las grandes corporaciones. Hacia el exterior, establecen una relación más comprometida con el territorio y un mayor compromiso social con la comunidad, en la medida en que son realidades enraizadas. Por tanto, además de producir bienes y servicios socialmente útiles, ecológicamente sostenibles y hacerlo con criterios de equidad y democracia, proponen también una refundación del sistema de valores y un remodelamiento de relaciones humanas para hacerlas más satisfactorias.

-Es como un hacer que a la vez cuestiona los modos de la sociedad industrial.

-Sí. Se cuestiona un modelo de naturaleza productivista, antropocéntrica y androcéntrica. El desarrollo de esta sociedad ha consistido en producir energía, alimentos y bienes de forma centralizada, con grandes estructuras creadas para resolver necesidades a gran escala (el megaproyecto de Hidroaysén en un buen ejemplo). El final de la sociedad fosilista implica que no se podrá sostener ese modelo de producción y distribución. El actual metabolismo socioeconómico se hace inviable, ni qué decir su continua dinámica expansiva. Para ese futuro se requiere desarrollar estructuras descentralizadas, auto-organizadas, de menor escala, que tiendan a la autosuficiencia, con capacidad para incrementar la calidad de vida consumiendo menos recursos. Volvemos otra vez al énfasis en el territorio, en lo local, regional y comunitario. Lo que no significa perder la perspectiva global, sería absurdo plantear que lo local se configure como una entidad cerrada y autosuficiente. Al contrario, las experiencias local-comunitarias suelen adherirse fuertemente a una exigente y bien informada lectura global.

EL FIN DE LA ÉPOCA NEOLIBERAL

-¿Qué nos pueden decir las economías solidarias respecto de las salidas a la actual crisis económica?

-El empeño en seguir con aquellas políticas que provocaron la crisis, incluso acentuándolas, es una salida en falso, una huida hacia adelante. Para quien sigue las grandes tendencias del mundo actual es cada vez más evidente que no estamos tanto ante una era de cambios, como comúnmente se piensa, sino ante un cambio de era y la necesidad de adaptarnos a un mundo que será fundamentalmente distinto. Experimentamos un fin de época. Visto desde ahí, la perspectiva no es que otro mundo es posible, sino que en cierta forma es inevitable. Otra cosa es cómo y qué llegará después, porque siempre se puede ir a peor. Es decir, lo que está en juego no es la continuidad de la civilización occidental tal como hoy la conocemos y su modo de vida consumista en expansión. Lo que está en juego es si su transformación llegará a través de una transición ordenada o una transición desordenada.

-¿Cómo ves tú este proceso?

-El primero de los escenarios representa la posibilidad de avanzar hacia otros modos de producir, consumir y vivir, a través de una planificación razonable, consciente, cooperativa y lo más consensuada posible en materia de tecnología, infraestructuras, energía, alimentos, organización social, valores, industria, etc. El segundo escenario hace referencia a un mundo con crecientes desigualdades, conflictos sociales, más sufrimiento, más militarismo y creciente desorden sistémico. Es decir, el incremento de la lógica caótica debido a la lucha por unos recursos cada vez más escasos. Desde ahí se entienden los conflictos armados de los últimos tiempos: el intento de morder una mayor parte de la tarta que va quedando. Probablemente el futuro sea una mezcla compleja de elementos de transición ordenada y desordenada. En adelante, esa es la gran cuestión política, y las distintas formas de ES son fuerzas que empujan en la primera dirección, en la dirección de una salida humanizadora, ordenada y razonable. No sólo para salir de la crisis económica, sino para salir de las múltiples crisis que experimentamos y que todo apunta irán a más: energética, climática, alimentaria, de la biodiversidad, etc. Por ello, en lo fundamental la salida razonable no requiere descifrar ningún complicado algoritmo, sino reforzar las múltiples y diversas formas de ES que ya existen y son bien reales.

Por Mauricio Becerra R.

@kalidoscop

El Ciudadano

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