Un diputado que propone ganar lo mismo que un maestro

  Raúl Godoy es uno de los integrantes de una lista que ganó un cupo en el Parlamento Provincial de Neuquén que acordaron estar un año en el cargo representativo y después volver a la fábrica a trabajar

 

Raúl Godoy es uno de los integrantes de una lista que ganó un cupo en el Parlamento Provincial de Neuquén que acordaron estar un año en el cargo representativo y después volver a la fábrica a trabajar. Obrero de la Fábrica sin Patrones Ex Zanon, autogestionada por sus trabajadores, están ensayando cómo hacer sindicatos y política sin convertirse en burócratas.

En febrero pasado el diputado provincial Raúl Godoy, propuso en la Asamblea Legislativa de Neuquén, al sur de Argentina, que los congresistas ganaran lo mismo que un profesor de escuela. El apoyo de los maestros fue a la par del rechazo de sus pares. Y es que Raúl Godoy llegó al parlamento provincial de la mano de otros trabajadores con un acuerdo inédito para las prácticas políticas que ven los cargos de representación popular como una carrera.

Junto a sus compañeros de la lista que agrupa a organizaciones de trabajadores y de izquierda acordaron estar en el cargo un año cada uno, después renunciar y volver al trabajo.

Raúl es obrero de la fábrica de cerámicas Fasinpat Ex Zanon (Fábrica sin Patrones), recuperada y administrada por sus trabajadores después de la crisis del 2001 y en la que hoy todos, desde coordinadores a trabajadores de la línea de producción, ganan lo mismo.

En la política apuestan por demostrar que se puede no sólo acabar la burocracia sindical, expresada en sindicalistas como Hugo Moyano al frente de la Confederación General del Trabajo de la República Argentina (CGT)., sino que también la burocracia política, expresada en diputados que terminan haciendo carrera. “Lo que queremos es demostrar que los trabajadores tenemos otra forma de hacer política”- nos cuenta.

¿Cómo funciona eso de los cargos rotativos?

– Fue una propuesta que planteamos desde acá. Ya el 2000 cuando ganamos el sindicato de Ceramistas planteamos la reforma a los estatutos para así después que ejerces el mandato del sindicato, volvías a trabajar a la línea. Esa misma propuesta la hicimos para las elecciones a diputados provinciales y se zanjó que se daría un año a cada una de las fuerzas: el Partido Obrero, Izquierda Socialista, el PTS, del que soy parte, y la Agrupación Marrón. No sólo rotamos, sino que también cobramos el mismo sueldo que en la fábrica. El resto del sueldo va a fondos de lucha y para nuestras organizaciones.

¿Y la legislatura les acepta esto?

– Lo tiene que aceptar, no le queda otra, porque es decisión nuestra. El mecanismo técnico que usamos es mediante la renuncia. El orden de los diputados fue arreglado así para que entre uno, luego el otro y así un año cada uno hasta completar los 4 años.

¿Es para evitar qué?

– La burocracia sindical. Lo mismo que hicimos en el sindicato lo estamos haciendo en la Legislatura. Lo que es inédito es que un compañero que ya fue diputado, volvió a la fábrica. Lo que queremos es demostrar que los trabajadores tenemos otra forma de hacer política.

Hace poco presentaron un proyecto de ley para que los legisladores ganen el mismo sueldo que un maestro de escuela.

– Un legislador gana diez veces lo que gana un profesor. Un maestro con 20 años de antigüedad está cobrando 5 mil pesos (unos 500 mil pesos chilenos) y un legislador cobra 40 mil (4 millones). No tiene parangón. Además, los diputados de los partidos patronales atacan a los maestros porque estos reclaman aumento salarial. Y lo hacen tras un escritorio, con escalera mecánica, aire acondicionado, con terrible edificio, mientras los docentes tienen que estar laburando sin calefacción en invierno.

La propuesta les va a caer como patada en…

– Como tiene que ser, si estamos para eso. Somos representantes de una banca obrera, socialista, que estamos justamente ahí para patear el tablero. No nos vamos a acomodar a lo que ellos hagan, sino que plantearemos las necesidades reales que hay. Si nosotros hemos desempeñado nuestras funciones cobrando el mismo sueldo que en las fábricas, ellos también deben hacerlo cobrando el mismo sueldo que el maestro.

En las empresas comunes el objetivo es maximizar las ganancias para el empleador. ¿El objetivo de la gestión obrera cuál es?

– Lo que nos mueven son los seres humanos y sus familias. Nuestra fábrica es de resistencia aún. Resistió el cierre, le falta renovación tecnológica, por lo que no estamos en condiciones ideales aún. Si me preguntas qué queremos tener hoy, serian turnos de 6 horas y cobrar lo mismo. Hoy no podemos hacer por la competencia capitalista, porque la cooperativa está obligada a competir con empresas que reciben subsidios millonarios. Lo principal es cómo está el trabajador, después viene todo lo demás.

En caso de inversión tecnológica el común de las empresas reducen puestos de trabajo. ¿Ustedes como resolverán ese dilema?

– Las decisiones así se toman en asamblea. Entre todos discutimos que se hace en cada caso. Una respuesta ahora podría ser bajar los turnos de trabajo, diversificar actividades, qué otras cosas podríamos hacer, hay mucho por hacer, la fábrica es gigante. Podríamos incursionar en una fábrica de ladrillos huecos de Cerámica del Sur, cuyos trabajadores los acomodamos en Zanon mientras vemos cómo levantarla. La clave no es perder ningún puesto de trabajo, sino al revés: generarlo.

¿Cómo se relaciona la gestión obrera con el cuidado del medio ambiente?

– En la fábrica tenemos una planta potabilizadora del agua, donde se recupera mucho agua del proceso, se vuelve a usar 3ó 4 veces. Tenemos un sistema de drenaje dentro de la fábrica. De igual forma tenemos que renovar tecnología para achicar el margen de contaminación que hay. Trabajamos con organizaciones ambientalistas y recogemos consejos de ellos.

¿Se podría decir hoy que ante la crisis económica del neoliberalismo, este modelo de gestión obrera es un laboratorio para el futuro?

– La gestión obrera es un laboratorio. A nosotros nos ha rendido, evitamos el cierre de una fábrica y conservamos puestos de trabajo. Es una alternativa muy profunda a la crisis capitalista internacional. Hoy se cierran fábricas en Grecia, España e Italia y recibimos permanentemente contactos de allá pidiéndonos algo así de la receta de cómo lo hicimos. La respuesta es que los trabajadores tenemos hoy una alternativa para dar, la que no es para acoplar al sistema capitalista. La concepción profunda nuestra es que tenemos que terminar con ese sistema económico basado en la ganancia de unos pocos. Hoy nuestra experiencia es una salida parcial, una salida transitoria, pero que sí es una escuela para ver el futuro los trabajadores y mostrar al conjunto de la sociedad.

La experiencia se dio en la práctica, en el camino. Cuando partieron el 2001 con la acampada fuera de la fábrica me imagino que ninguno imaginó que terminarían dueños de ella.

– No salió de la nada. Partimos de la experiencia dada en muchos lugares del mundo, inclusive en Chile con los cordones industriales, que si bien fue parcial, por menos tiempo y en un proceso político más amplio, nosotros de ese proceso aprendimos mucho. Esa experiencia histórica que van dejando los trabajadores da mucho para aprender. Nosotros no inventamos nada ni descubrimos la pólvora, sino que tomamos las mejores experiencias de los trabajadores para salir de una crisis grande y creo que plantamos bandera hacia el futuro. Hacia el futuro viene una crisis y lo que está en disputa es quién va a pagar esa crisis.

En Grecia hemos recibido noticias de que hay fábricas recuperadas y que sus trabajadores están intentando hacerlas producir. Hay una fábrica de pisos y revestimientos de El Cairo, Egipto, quienes han estado en contacto con nosotros. Es una fábrica de más de mil trabajadores y la están poniendo a producir. Necesitan esa confianza, ese empuje y ese programa.

¿La conciencia es capaz de reemplazar a las relaciones jerárquicas a la hora de hacer funcionar una fábrica?

– Pasa por conciencia y por la rotación. La asamblea es la mayor inversión económica y política que tenemos acá. Desde el compañero que corta el pasto hasta el presidente de la cooperativa, todos cobran el mismo sueldo y todos tienen la misma obligación y su voto vale uno. Si el presidente de la cooperativa se manda una macana, la asamblea se convoca y le pide la renuncia. Acá no tenés mandatos comprados por años. Tu mandato dura mientras hagas las cosas bien y cada tanto rotas igual.

¿Cuándo terminas tu periodo legislativo?

– En diciembre de este año

¿Y después que harás?

– Volveré a la línea a trabajar.

 Mauricio Becerra.

@kalidoscop

El Ciudadano

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 + INFO: Fasinpat

 

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