El Ministerio del Mar y Pesca sigue esperando

Muchos actores de la sociedad chilena apoyan la creación de un Ministerio del Mar (y Pesca), que ordene, fomente y regule la actividad en este “mar que tranquilo nos baña” a lo largo de 4.300 km de costa. Sin embargo, hasta hoy el anhelo sigue sin concretarse, a pesar del enorme potencial que tiene nuestra porción de océano y de la evidente depredación de los recursos marinos.

Noruega fue, en 1946, el primer Estado que tuvo un Ministerio de Pesca y Asuntos Costeros. En nuestro país, este sector es uno de los polos productivos con mayor incidencia en el PIB, junto con el minero y el silvoagropecuario, los cuales sí cuentan con ministerios. Basta decir que aproximadamente el 75% del comercio exterior de Chile se efectúa por mar. En él hay muchos recursos sin explotar, como el gas natural. Además, nuestras costas son de gran interés turístico, pero seguimos a la espera.

En 1947 el Presidente Gabriel González transformó a Chile en el primer país en proclamar su jurisdicción marítima en un área de 200 millas náuticas. Sin embargo, la administración de la actividad pesquera se remonta sólo a 1964, cuando se creó, a cargo del Ministerio de Agricultura, un Departamento de Pesca, y la Corfo formó el Instituto de Fomento Pesquero (Ifop).

ESTUVIMOS A PUNTO

A pesar de no estar en el programa de la Unidad Popular, en 1971 el presidente Salvador Allende decidió crear el Ministerio del Mar. Humberto Martones fue nombrado para encabezar la futura cartera. El político radical cuenta que el Presidente temía que al cobre le pasara lo mismo que al salitre, que decayera por la competencia de otros metales o de la fibra de vidrio. “Tenemos que salir a la búsqueda de otras fuentes de riqueza, dijo Allende; debemos mirar hacia el mar. Estamos en la cuenca del Pacífico y existen países emergentes como Japón y Corea. Podríamos ser la puerta para que los productos de esos países lleguen a América del Sur y viceversa”, recuerda Martones.

“Queríamos sustituir el consumo de las carnes rojas, ya que ello significaba dependencia del exterior. El producto del mar es muy rico en proteínas y con ellas podríamos tener gente bien alimentada”, dice el cuasi ministro del Mar. “Recibimos el apoyo incluso de los parlamentarios de oposición. El Ministerio del Mar se iba a establecer en Valparaíso, en el edificio que hoy día tiene la Intendencia. A través de una empresa que se llamaba Cor-Pesca, tomamos el control de las exportaciones de los productos del mar: harina y aceite de pescado, langostinos, camarones. Duplicamos el ingreso de divisas porque los empresarios dejaban la mitad fuera”.

“Antes de un año aumentamos de 5 a 15 kg. el consumo de pescado por persona, agrega. Ese esfuerzo contó con el apoyo de los pescadores artesanales, de los tripulantes de las pesqueras industriales, de los sindicatos y de las juntas de vecinos. De la Unión Soviética trajimos barcos pesqueros que nos permitieron abastecer el consumo”.

“No obstante, tras haber sido aprobado el proyecto en la Cámara de Diputados, fue rechazado en el Senado. Para ese entonces la política ya era intratable; los mismos DC que lo habían apoyado, se opusieron a su creación”, narra Martones.

Participante directo de la época, Santiago Olmedo, ingeniero en pesca y armador artesanal, recuerda que  “a fines de 1971 se firmó un convenio bilateral pesquero entre Chile y la URSS. Para allá partimos 34 jóvenes a estudiar a la universidad de Ástrajan. El objetivo era que a nuestro regreso integráramos el nuevo ministerio. El golpe de 1973 nos pilló en plena carrera, por lo que debimos quedarnos en la URSS”.

¿APOYO TRANSVERSAL?

En 1976 se constituyó una comisión para el estudio de una Política Oceánica. Entre ese año y 1978 se creó la Subsecretaría de Pesca, bajo la tutela del Ministerio de Economía. También se formó el Servicio Nacional de Pesca.

Durante el primer año de transición democrática (1990), la senadora Laura Soto (PPD) pidió al Gobierno que enviara al Congreso un proyecto de ley para crear el Ministerio del Mar. Éste debía tener competencia sobre todas las materias relacionadas con la actividad marítima, portuaria y pesquera, “superando las graves deficiencias que ellas presentan en la actualidad», argumentó. La petición contó con el respaldo del comandante en jefe de la Armada, almirante Jorge Martínez Busch.

Hacia 1992 fue publicada la Ley General de Pesca y Acuicultura y diez años después, la llamada Ley Corta de Pesca. Desde entonces y hasta el año 2008 varios parlamentarios –entre ellos los senadores José Ruiz Di Giorgio (DC) y Alejandro Navarro (PS)- han insistido en el Congreso sobre la necesidad de crear un Ministerio del Mar o de Pesca, para enfrentar los problemas que ha generado esa legislación.

En septiembre, el diputado Alberto Robles (PRSD) presentó un proyecto de acuerdo que solicita a la Presidenta considerar la creación de un Ministerio de Pesca. “De no modernizar y fortalecer nuestra institucionalidad, corremos el riesgo de postergar nuestro protagonismo en la economía marítima internacional y, por tanto, mermar nuestro desarrollo país ostensiblemente”, indicó. Tuvo apoyo de diputados RN y concertacionistas.

Marcelo Forni, diputado UDI, dice no oponerse a la creación de un Ministerio del Mar (y de Pesca). No obstante, cree que primero hay que elaborar una propuesta común, clara y de fondo, para el desarrollo del potencial oceánico chileno. A su juicio esto urge, pues existe un crecimiento inorgánico de todo lo relacionado con el mar: borde costero, pesca y bahías (como la de Quintero), que está generando múltiples problemas. “Debiera conformarse una comisión nacional que elabore un plan estratégico, que podría tener como una de sus conclusiones la creación de un ministerio”, acotó.

Según Cosme Caracciolo, secretario de la Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile (Conapach), “es una aberración que no exista dicho ministerio. Toda la gente de mar lo apoya: pescadores, portuarios, marinos mercantes”, afirmó. En opinión del dirigente, la causa de que ningún gobierno “le ponga el cascabel al gato” estaría en los intereses de las grandes empresas pesqueras -con influencia en la DC y la derecha-, que prefieren la desregulación: “a mar revuelto, ganancia de tiburones”, expresó.

El subsecretario de Pesca, Jorge Chocair -consultado por la revista Aqua-, señaló: «lo que anhelo como institucionalidad es un Ministerio de Pesca, pero creo que en el presente no están dadas las condiciones para eso”.

Por Cristian Sotomayor Demuth

Junio 4 de 2009

El Ciudadano

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones