En un nuevo impulso a su política migratoria, el Gobierno del presidente Donald Trump ha emitido una serie de exenciones ambientales con el objetivo de acelerar la construcción de un nuevo tramo del muro fronterizo entre Estados Unidos y México. La medida permitirá edificar cerca de 58 kilómetros de barrera en los estados de Arizona y Nuevo México, sorteando normativas ambientales previamente vigentes.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, firmó y autorizó las exenciones que fueron publicadas en el diario oficial del gobierno estadounidense. Con esta acción, el Departamento de Seguridad Interior (DHS) podrá eludir disposiciones legales como la Ley Nacional de Política Ambiental, lo que ha generado preocupación entre ambientalistas y legisladores de la oposición.
“Los proyectos que se ejecutarán por medio de las exenciones son pasos críticos para garantizar la seguridad en la frontera sur”, expresó Noem en un comunicado oficial, donde aseguró que la medida busca cerrar brechas logísticas en la infraestructura fronteriza.

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Las nuevas construcciones abarcarán sectores estratégicos, incluyendo tramos en El Paso, Santa Teresa, Anapra y varias zonas del sector Tucson, así como una pequeña fracción en el sector Yuma. En total, se contempla la construcción expedita de otros 59.9 kilómetros de muro.
Estas decisiones reflejan el renovado enfoque de la administración Trump en reforzar la seguridad en la frontera sur, a pesar de las críticas por el impacto ambiental y el uso creciente de recursos militares en tareas migratorias. Para el Gobierno, la expansión del muro sigue siendo una prioridad estratégica en su política de control fronterizo.
Fotos: X
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