Tsunami Verde propina estrepitosa derrota a Merkel en Baden-Württemberg

Por primera vez en casi 60 años en el estado alemán de Baden-Württemberg no gobernarán los conservadores

Por Mauricio Becerra

28/03/2011

Publicado en

Mundo / Política / Portada

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Por primera vez en casi 60 años en el estado alemán de Baden-Württemberg no gobernarán los conservadores. Una alianza entre los Verdes y la socialdemocracia les arrebató la mayoría en el parlamento del land y le propinó un fuerte golpe a la canciller Ángela Merkel.

La noche del domingo, los verdes tiraron la casa por la ventana como no lo habían hecho en 50 años en el Kunstgebäude de Stuttgart, sede del Partido Verde de Baden-Württemberg, al sur de Alemania. Motivos para celebrar tenían de sobra: Uno de cada cuatro votantes del land votaron por el candidato verde Winfried Kretschmann, quien se transformará en el primer jefe de gobierno verde de un estado alemán y, de paso, terminaron con la hegemonía de la CDU (Christlich Demokratische Union), partido de la canciller Angela Merkel.

Los resultados oficiales provisionales otorgan 24,2% de los votos a Los Verdes y 23,1% al SPD (Sozialdemokratische Partei), cuya alianza les permite controlar el gobierno estadual, frente al 39% de la CDU, que perdió 6 puntos respecto de la última votación; un 5,3% del liberal FDP (Freie Demokratische Partei) y un escaso 2,8% obtenido por Die Linke.

Winfried Kretschmann (en la fotografía) hasta ahora era el líder de Los Verdes en la cámara regional de Stuttgart. A sus 62 años logró duplicar los resultados de su partido en las anteriores elecciones; es católico practicante, profesor de ética y es admirado por su oratoria y su serenidad. En su juventud fue dirigente de agrupaciones universitarias maoístas y hoy forma parte del Comité Central de los Católicos Alemanes, grupos asesor de la Conferencia Episcopal, lo que le ha significado ganarle votos a la CDU.

LA DERROTA DE MERKEL

Socialdemócratas y verdes cuentan con la mayoría necesaria ante la alianza de la CDU con el FDP. Los Verdes avanzaron 12 puntos en relación con los comicios celebrados el 2006 y le arrebataron el gobierno de uno de los estados más ricos de Alemania al oficialista CDU, que se mantuvo en el poder desde hace 58 años.

La derrota de la CDU es un duro golpe a Merkel, quien ve debilitarse aún más su posición, luego de la derrota de la coalición oficialista en Renania del Norte-Westfalia y Hamburgo.

En Renania-Palatinado los verdes también fueron los vencedores de la jornada al triplicar sus resultados de un 4,6 por ciento obtenidos el 2006 a un 15,4%. Su alianza con el SPD permite a Kurt Beck, presidente de la socialdemocracia germana, mantenerse como primer ministro estadual.

Si los verdes vuelven al parlamento de Maguncia, el liberal FDP se quedó sin escaños en dicho land, ya que descendió de un 8 por ciento a un 4,2%.

La elección en Baden-Wurtemberg era considerada la principal prueba para Merkel y  sus socios liberales en una serie de siete elecciones en estados federados. Incluso la canciller se metió de lleno para apoyar a Stefan Mappus, primer ministro del land, y llegó a alertar contra “experimentos políticos” en alusión a los verdes.

Los 10 millones de habitantes de  Stuttgart, tradicionalmente volcados hacia la derecha, simplemente desoyeron su advertencia y este lunes Mappus, abrumado por la derrota,  renunció al cargo.

La ronda de elecciones termina en septiembre con los comicios en Berlín, donde la SPD controla la alcaldía. El año pasado dicha coalición en alianza con los Verdes le quitaron a la alianza democristiana-liberal la mayoría en la Cámara Alta, el Bundesrat.

NO A LAS PLANTAS NUCLEARES

El tsunami japonés no sólo puso en tela de juicio la tecnología de seguridad nipona, sino que también cruzó océanos y dejó su estela en Alemania. La mayoría de los analistas sostienen que la derrota de la CDU fue producto del desastre nuclear en Fukushima, Japón. Eso hizo que las protestas antinucleares en Alemania programadas para mediados de marzo aumentaran su masividad, sobre todo en Baden-Wurtemberg, donde hay cuatro centrales nucleares, las que próximamente debían cerrarse.

El pasado otoño la coalición de Merkel aprobó un polémico aplazamiento del apagón atómico, medida aplaudida por el empresariado germano y defendida categóricamente por Mappus hasta que constató que su postura le quitaba votos, lo que lo hizo cambiar el discurso.

Así se explica el revés en un estado que es el tercero en aporte al Producto Interior Bruto (PIB) alemán, el que incluso creció el 2010 un 4,5%, más que la media nacional; y con un índice de cesantía de un 4,3%, muy por debajo del resto de Alemania.

El liberal Guido Westerwelle, vicecanciller de Merkel, reconoció luego de conocidos los resultados que “fue un voto sobre el futuro de la energía atómica. Hemos entendido el mensaje”. En tanto, el presidente del SPD, Sigmar Gabriel, dijo que “hoy se tomó la decisión definitiva para el fin de la energía atómica en Alemania”.

UN POLÉMICO PROYECTO FERROVIARIO

Pero también la voltereta de Stuttgat se explica por el rechazo de la ciudadanía al polémico megaproyecto S21, que prevé la construcción de una nueva terminal ferroviaria bajo la actual estación para acoger una línea de alta velocidad entre París y Munich.

El proyecto, defendido por los democratacristianos, contempla derribar parte del histórico edificio de la actual estación y la desaparición de parte del parque central que alberga centenarios árboles que sobrevivieron a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.

No en vano, los Verdes y muchos jóvenes se congregaron luego de saber el resultado de las elecciones en el parque central, que alberga un campamento de carpas de los Parkwächter, guardianes del parque.

El 30 de septiembre del 2010 la policía reprimió con dureza y dejando un saldo de varios heridos una concentración ciudadana convocada para oponerse a S21, lo que provocó un escándalo a nivel nacional por la violencia policial exhibida.

La orden de reprimir provino del propio Mappus, quien quiso dar un ejemplo y amedrentar a los manifestantes. Sucedió todo lo contrario: Las manifestaciones semanales crecieron hasta superar las 10.000 personas y terminaron por tumbarlo a él mismo.

Por M.B.R.

El Ciudadano

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