Desde Bolívar hasta Maduro: canciller Jorge Arreaza publica investigación histórica sobre campañas de propaganda contra Venezuela

Recientemente, el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, escribió un amplio artículo donde narra con detalle los continuos ataques sufridos por Venezuela y sus líderes revolucionarios

Arreaza

Recientemente, el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, escribió un amplio artículo donde narra con detalle los continuos ataques sufridos por Venezuela y sus líderes revolucionarios. El texto abarca desde la época del Libertador Simón Bolívar, hasta la era del comandante Hugo Chávez y el presidente Nicolás Maduro.

El artículo del canciller fue publicado por el Instituto Samuel Robinson en su sitio web. Se titula Propaganda y relato contra Venezuela: La memoria como objetivo. Allí, Arreaza aborda cómo su país, desde hace dos siglos, es el epicentro de la independencia latinoamericana y también el objetivo de todo aquel que persiste en ver a los pueblos oprimidos. Se trata de una lucha histórica que no se detiene desde la presencia de los españoles en América.

«Hace 200 años, aquel huracán sísmico de ideas y acciones que encabezó Simón Bolívar fue sometido a la más diversa gama de ataques. En la esfera militar, el Libertador y su pueblo hecho milicia se hicieron incontenibles. En política, el liderazgo de aquel hombre de baja estatura física y de aguda e imperativa voz era incomparable», resalta Arreaza al inicio de su artículo.

Arreaza
Las mentiras contra Venezuela y sus líderes tienen más de dos siglos

Luego comenta que el coraje de aquella generación de soldados-naciones no conocía límites. Sus ejemplarizantes triunfos, su fuerza profunda y creativa, se hacían contagiosos. Después de siglos de esclavitud, los pueblos en proceso incipiente de estructuración de las Repúblicas soñaban con ser Bolívar.

«Para el sistema de dominación, tanto del viejo mundo como de las oligarquías nacientes, aquel espíritu de libertad, real, popular, identitario, era mucho más peligroso que la propia independencia política para la monarquía o la amenaza que sentían los oligarcas de una reconquista inminente. Entonces apelaron a lo que Samuel Robinson denunció como el ‘pernicioso abuso de la prensa”.

Así inicia Arreaza su artículo, con antecedentes para entender la lucha actual que enarbola el pueblo venezolano junto a sus líderes. Esta lucha comenzó con la independencia de Venezuela del yugo español y continúa hoy con la defensa de la soberanía y la libertad contra el imperio de Estados Unidos, la Unión Europea y sus gobiernos cómplices.

Arreaza
Simón Bolívar y Simón Rodríguez, juramento del Monte Sacro. (Foto: Tito Salas)

La desinformación como recurso destructivo

Recuerda Arreaza que así como se ataca hoy al presidente Maduro, la guerra de desinformación no es algo nuevo. Al contrario, se ejecutó con todo su poderíó contra Bolívar.

«Fue tal la campaña de infamias y señalamientos sin sustento contra El Libertador y su entorno más cercano, que lograron crear las condiciones objetivas para el casi indefenso desenlace de su vida y su proyecto en aquella primera etapa».

«Bolívar tirano, Bolívar dictador, Bolívar el que ansiaba una corona, Bolívar cruel; el ambicioso; Bolívar, el loco del Sur. Todas las infamias juntas», comenta Arreaza.

El canciller explica que dos siglos más tarde, este método falaz vuelve a la carga. Salvando el tiempo transcurrido y las dinámicas sociopolíticas, los autores intelectuales y materiales de la agresión comunicacional son equivalentes a los de hace 200 años. Sus intereses y objetivos son idénticos.

Arreaza
Jorge Arreaza. Foto Cancilleria

«De manera relativa y casi atemporal podemos hasta afirmar que son los mismos. Por mero antagonismo, este hecho demuestra que la Revolución Bolivariana es, en efecto, la retoma leal y fiel de aquel proyecto originario«, sostiene.

Entonces, explica que las élites mundiales corporativas han desarrollado una guerra integral e implacable en esta nueva fase de la revolución de independencia en Venezuela y que procura destruir a toda la nación.

«Esta agresión prediseñada, coordinada, plagada de tintes ideo-patológicos, los lleva a valerse de cualquier medio con el único propósito de vulnerar los fundamentos espirituales, filosóficos y prácticos que sostienen al pueblo venezolano en el poder desde 1999″, comenta.

Agrega que el incesante bombardeo mediático es un elemento transversal con el que han pretendido facilitar la ejecución de la estrategia de la saliente administración Trump de la campaña de “máxima presión”. Aquella mil veces repetida de “agotar todas las opciones sobre la mesa”.

Arreaza
Niños venezolanos fueron utilizados como escudos humanos por factores armados del antichavismo durante 2017. (Foto: Iván Alvarado / Reuters)

Arreaza: ‘Su arma favorita es la mentira’

«Trabajar la mente, los sentires, torcer las circunstancias y hechos para avanzar en el resto de los componentes y frentes de la guerra. La verdad ha pasado a ser el mayor obstáculo y muro de contención para la agresión. Porque la verdad no es relativa y existe», subraya Arreaza.

Afirma que, paso a paso, su arma favorita ha sido la mentira. La cartelización de sus medios, y ahora los laboratorios de guerra psicológica en redes sociales, además de otros mecanismos activos de propaganda. Llevan 30 años procurando estigmatizar el proceso revolucionario venezolano. Eso lo hacen particularmente a través del desprestigio y demonización de sus políticas y su liderazgo.

«Si bien la mayoría del pueblo venezolano ha generado anticuerpos suficientes para discernir e identificar las falsedades, no es menos cierto que una parte de la sociedad venezolana ha sucumbido ante la infamia y ha reaccionado a partir del odio hacia el proceso bolivariano, su gestión y sus protagonistas. Sin embargo, el principal objetivo de esta campaña continuada ha sido, es y será, convencer a la llamada ‘comunidad internacional”, destaca Arreaza.

Agrega que «coordinar a aquellos Estados que le dan cuerpo político y geográfico al capitalismo tardío en Occidente para que cumplan la tarea. Neutralizar el chavismo en el siglo XXI es aún más importante de lo que fue detener a Bolívar en el siglo XIX. Una vez más, el desboque colonialista de estos no-gobiernos deja en evidencia el profundo temor que le profesan a sus propios pueblos. Deben destruir el “modelo” hoy antes de que sus sociedades se contagien de verdad».

Duque
Duque y Uribe son protagonistas de acciones sediciosas contra Venezuela

Sin embargo, resalta el canciller venezolano que a pesar de la represión mediática y su conspiración contra el país, en la actualidad «es muy difícil engañar a los venezolanos» con campañas de guerra sucia.

«Los acontecimientos de hace 18 años les han permitido determinar con un alto nivel de eficacia la cualidad y veracidad de los contenidos que circulan impunemente por los medios de comunicación, en una opinión pública cartelizada, falsa, transgénica y condicionada desde fuera de nuestras fronteras«, ahora, dice Arreaza, «es un pueblo de juicio”.

«El lector atento podría sorprenderse ante la extravagancia y la enajenación de los argumentos fabricados para atacar a Venezuela. En este recorrido se puede encontrar desde una media mentira hasta una leyenda tan fantasiosa y absurda que delata la patología política y mental de sus creadores.

Lo cierto es que cada una de estas matrices tuvo —y tiene— como propósito fundamental contribuir en la construcción mitológica de una suerte de malignidad de la Revolución Bolivariana, algo que los laboratorios del capitalismo sostienen como práctica consuetudinaria sobre cualquier propuesta política y social alternativa al dogmatismo liberal y a su comprobadamente falsa noción de democracia. Parafraseando al Libertador, lo hacen para plagar al mundo de miserias y mentiras en nombre de la libertad», explica Arreaza.

Arreaza
El presidente Hugo Chávez y su canciller Nicolás Maduro fueron piezas clave en la firma del Acuerdo de Paz en Colombia. (Foto: Getty Images)

Mentiras sostenidas al estilo Nazi

Arreaza destaca que las noticias falsas, hoy conocidas como ‘fake news‘ han sido utilizadas en Venezuela desde la victoria del comandante Chávez, cuando «el enemigo apenas estaba en su fase de entrenamiento».

«La práctica de la mentira y la creación de imaginarios en contra del presidente Hugo Chávez fueron permanentes. Uno de los primeros lemas sesgados contra el Gobierno Bolivariano fue el famoso “con mis hijos no te metas”, acuñado por la “sociedad civil”. Eso, a propósito de algunas indispensables reformas educativas impulsadas en los primeros años de gobierno.

Los medios, ya alineados y partícipes en la planificación del golpe de Estado que se llevaría a cabo en 2002, se dedicaron a propagarla. Según la opinión pública, los educadores cubanos supervisarían los procesos educativos para imponer ideas comunistas, adoctrinar y ‘cubanizar’ Venezuela.

«El tiempo se ha encargado de demostrar que ha sido precisamente la oposición quien con frecuencia utilizó niños en operaciones de propaganda. El extremo más notable fue la deificación de los adolescentes convertidos en carne de cañón y escudos humanos durante las llamadas “guarimbas” de 2004, 2007, 2013, 2014 y 2017, una insurrección sediciosa, violenta, caótica y desproporcionada cuyas imágenes trataron de posicionar la tesis de la represión excesiva de los cuerpos de seguridad contra los jóvenes estudiantes que luchaban ante la “dictadura chavista”: el inalterable relato del lobo disfrazado con piel de oveja o, en venezolano, el cunaguaro con piel de chigüire», describe Arreaza.

Arreaza
Jorge Arreaza, canciller de Venezuela. Foto: AVN.

» Lo que comenzó en 1999 como un “te van a quitar tu casa”, llegó a ser una campaña más o menos estructurada en 2019, a partir de un supuesto plan “Ubica tu casa” para, decía la especie, ocupar casas de familias migrantes», añade el diplomático venezolano.

Otra mentira mediatizada de fabricaciónreciente, resalta Arreaza, es sobre «las obsesiones de las élites colombiana y estadounidense». Acá destaca la  “bogotana-mayamera”, que busca catalogar a Venezuela como Estado que patrocina y protege el terrorismo. Eso lo hace mediante una peculiar narrativa que termina combinando la violencia y la industria de la droga.

«En los medios de incomunicación la guerrilla perdió su condición y pasó a ser etiquetada por Álvaro Uribe como terroristas, después narcoterroristas y más tarde como narcoterroristas “castrochavistas”. Así, la oligarquía colombiana, padre y madre de toda la tragedia y la violencia que ha vivido ese país durante más de 70 años, además de ser dueña y señora de la más grande industria del narcotráfico en el mundo, trataba de trasladar sus responsabilidades hacia Venezuela«, explica Arreaza.

«Es decir, el Estado colombiano, que promueve y protege hasta con bases militares estadounidenses la producción y distribución de drogas, cuyas instituciones y economía ha sido invadidas hasta los tuétanos por los efectos y vicios del narcotráfico y sus mafias, pretende señalar a otro país, en este caso a Venezuela, de relaciones con el narcotráfico. Tanto cinismo junto parece absurdo, pero tiene su público y, por supuesto, sus medios», explica.

Cuba
La cooperación médica entre Cuba y Venezuela ha sido reconocida como un ejemplo a seguir por parte de instituciones internacionales. (Foto: Antonio Calanni / AP)

Arreaza: Lo absurdo convertido en ‘verdad’

Arreaza comenta que «en días recientes, el señor Iván Duque, personaje que ejerce la presidencia de Colombia en nombre de Álvaro Uribe, dio a conocer una “delicada” información de inteligencia. Según sus fuentes, la dictadura ilegítima Nicolás Maduro estaba adquiriendo misiles de largo alcance comprados a la República Islámica de Irán».

Esta información, «según el connotado vocero», destaca Arreaza, pone en peligro la seguridad “del hemisferio”. «Al día siguiente, Elliott Abrams, ese oscuro sujeto de la Administración Trump con las manos empapadas de sangre de Centroamérica, declaraba en los medios que Washington no permitiría que los misiles iraníes, que ya se encontraban en supuesto tránsito marítimo, llegaran a Venezuela».

«Así como el Comandante en 2006 con las “bicicletas atómicas”, en medio de esta fábula, el presidente Nicolás Maduro afirmó que el señor Duque le había dado una excelente idea, pues los equipos y la tecnología militar persas son de extraordinaria calidad y con Irán mantenemos una cercana y respetuosa relación de cooperación integral. Y Venezuela es libre de obtener y comprar armas al país de su preferencia», comentó el canciller.

«Por cierto, las declaraciones coordinadas de Duque y Abrams nos recordaron la conversación y análisis geopolítico que compartimos con el presidente de Siria, Bashar Al-Assad y su equipo durante nuestra visita a Damasco en 2018. Bouthaina Shaaban, la asesora internacional del presidente sirio nos narró su experiencia en una ronda de conversaciones con enviados estadounidenses al principio de la guerra.

Delcy
Foto/Prensa Presidencial

Contó que en esa oportunidad el señor Abrams tomó la palabra y comenzó a desplegar un relato lleno de falsedades y mentiras evidentes sobre las acciones del ejército y gobierno sirio.

La experta tomó la palabra en medio de su indignación para responder y dejar claramente establecido que la intervención del enviando de Washington era falsa, que ninguno de sus argumentos se apegaba a la verdad. Ante esta intervención, Abrams le replicó: “¿La verdad? No se preocupe por la verdad. La verdad la fabricamos nosotros”.

«Este testimonio me llevó a recordar nuestra primera reunión con este personaje sostenida en Nueva York el 26 de enero de 2019, tras nuestra participación en el Consejo de Seguridad de la ONU. En lo dicho por Abrams en su intento por negociar con nosotros una ridícula oferta de capitulación nos señaló con el índice e increpó: ‘¿Hasta cuándo van a permitir ustedes que las decisiones para gobernar Venezuela se tomen en Cuba? ¿Por qué permiten que los militares cubanos le den órdenes a las Fuerzas Armadas venezolanas? ¿Cómo permiten que haya decenas de miles de militares cubanos en toda Venezuela en supuestas labores médicas?'».

«Recuerdo haber hecho silencio unos 10 segundos, seguramente con una evidente expresión de asombro en el rostro, para después pasar a reírme, hasta con carcajadas, y le dije: “You must be kidding” (usted me tiene que estar vacilando). Y pasé a preguntarle a aquel funcionario desencajado si sus preguntas las formulaba en serio o si aquella reunión la estaban grabando y quería quedar bien con sus superiores, una jefatura aún más ideologizada y sesgada que él. Confieso que después de la risa y de que el “enviado especial de Trump para Venezuela” me ratificara que sus preocupaciones iban en serio, sentí una profunda preocupación, pues todo indicaba que la “verdad” que ellos fabrican sin pudor se la terminan creyendo, y sobre esa base toman decisiones peligrosas».

Arreaza
El halcón Elliott Abrams rince cuenta de las agresiones contra Venezuela. (Foto: Getty Images)

Narcotráfico colombo-estadounidense

Otro de los mitos favoritos, y sobre el cual la maquinaria de la propaganda ha puesto la mayor parte de sus esfuerzos son las acusaciones de vinculación de altos funcionarios del gobierno revolucionario con el narcotráfico.

«Estos intentos están condenados al fracaso debido a que la realidad en cifras es elocuente. Por un lado, ante el hecho incontrovertible de la relación simbiótica que existe entre Colombia y Estados Unidos: el primero como mayor productor y exportador de estupefacientes del mundo, el otro como el mayor consumidor».

Por otra parte, luego de que Chávez expulsara definitivamente a la DEA en 2005, las acciones de Venezuela han sido contundentes.

Aunque no había aún señales en la opinión pública, Chávez en 2010 profetizaba que el sistema estadounidense eventualmente trataría de desprestigiarlo a través de acusaciones falsas de narcotráfico. Chávez siempre supo predecir la torpe política de agresión de Washington hacia América Latina, resalta Arreaza.

En efecto, las instituciones del sistema de ¿justicia? de EE. UU. avanzaron en una serie de investigaciones ilusorias y en marzo de 2020, fracasada ya su estrategia de golpe de Estado e imposición de un gobierno ficticio en Venezuela, anunciaron investigaciones y órdenes de captura contra el presidente Nicolás Maduro y varios altos funcionarios del Estado.

«Aunque la vecina Colombia ostenta el mas destacado prontuario dentro del terrible negocio del narcotráfico, se desconoce de algún funcionario de alto rango esté siendo investigado. Ni hablar del señor que preside la República de Honduras, por obra y gracia de los carteles de droga centroamericanos y de Donald Trump».

Guaidó
Estados Unidos inventó un falso presidente en Venezuela para tratar de apoderarse de ella

La herencia del presidente Nicolás Maduro

Al tomar el mando de la Revolución Bolivariana, por una combinación de circunstancias sobrevenidas y respaldo popular electoral, el presidente Nicolás Maduro heredó también ser el blanco de los mismos ataques y campañas que su predecesor y maestro. Se les acusa de liderar un cartel de drogas cuyo objetivo es “inundar el mercado estadounidense de la droga”. Droga colombiana, por cierto.

«Ya en 2015, el director de lo que queda del diario El Nacional, Miguel Henrique Otero, acusó, junto a otros medios, de narcotraficante al entonces diputado Diosdado Cabello. La opción del entonces Presidente de la Asamblea Nacional fue demandarlos civil y penalmente. La verdad salió a la luz y Otero, prófugo de la justicia venezolana en la actualidad, volvió a quedar en evidencia», explica Arreaza.

«Las acusaciones de narcotráfico, que incluyen dirigir un supuesto Cartel de los Soles —que nadie conoce— están basadas en una cadena de fuentes que se originan en la Casa Blanca. Vergüenza propia de un Estado arrogante, aunque fallido», sostiene.

Pompeo
La OEA ejecuta las acciones que emana la Casa Blanca contra Venezuela

Investigaciones como la del profesor Fernando Casado concluyen (PDF) que no existe ni una sola evidencia de ese inventado cartel y sus acciones. Las únicas fuentes fueron anónimas o procedentes de falsas Organizaciones No Gubernamentales y del Departamento de Justicia, adobadas con el más que cuestionable testimonio de un desertor acobijado y comprobadamente financiado por el gobierno norteamericano. Los organigramas de la supuesta organización criminal encabezada por los gobernantes venezolanos y el ofrecimiento de recompensas por sus capturas emulan la primitiva conducta del lejano oeste.

«Durante los años 2014 y 2017, la oposición venezolana apostó por la violencia de calle bajo el formato de las guarimbas‘, diseñado por venezolanos que hoy viven la dolce vita en Miami. Barricadas, bombas incendiarias, armas de fuego, personas quemadas vivas fueron parte del repertorio que dejó este plan. No eran protestas pacíficas ni reivindicativas, eran acciones con tácticas militares destinadas a generar una insurrección nacional contra el orden constitucional».

Así como señalaron al Comandante Chávez de supuestas actividades terroristas con el partido libanés Hezbolá en 2008, la orquesta mediática global también ha copiado y actualizado la misma acusación contra al presidente Maduro desde 2015, incluso en fechas más recientes. También se vincula al Gobierno Bolivariano de relaciones con Al Qaeda (grupo terrorista made in USA) en un montaje en el que participó la embajada de Estados Unidos en Colombia afirmando que Venezuela se dedica a infiltrar “terroristas” en territorio colombiano para que luego se dirijan a Estados Unidos.

Arreaza
Atentando con explosivos contra la Polícia Nacional Bolivariana durante la operación de revolución de colores de 2017. (Foto: Reuters)

Subestimar las acciones terroristas develadas por el Gobierno venezolano

Lo que está plenamente verificado (hasta con las firmas de un infame contrato) es la tristemente célebre “Operación Gedeón”, de mayo de 2020, que contó con la protección y financiamiento de los gobiernos de Washington y Bogotá, y que consistió en un grupo de mercenarios venezolanos y estadounidenses entrenado en la Guajira colombiana para  llevar a cabo actos terroristas en suelo venezolano y asesinar o capturar al presidente Maduro.

Otra vertiente en la cual la coordinación mediática oligopólica occidental es ejemplar, es aquella destinada a subestimar la gravedad de las acciones golpistas y violentas de Washington, sus satélites y la oligarquía venezolana en el terreno.

El más que comprobado atentado con drones contra el presidente y buena parte del mando superior civil y militar del Estado venezolano ocurrido en agosto de 2018, —cuyos autores (entrenados en Colombia), fueron capturados y confesaron—, fue tratado en los titulares de los medios tradicionales como un supuesto atentado, un montaje de Maduro, un show de “la dictadura”, etcétera.

maduro
Foto: @PresidencialVE.

La operación de mercenarios de mayo de 2020 pretendieron endilgársela al gobierno y al presidente Maduro. Uno no recuerda a la Unión Europea o a algunas instancias de la ONU, muy expeditas para emitir condenas contra el Gobierno Bolivariano, condenado aquellos hechos abominables. Al final, obviaron el contrato firmado por un ex-Boina Verde, un asesor de la derecha regional y un diputado que se auto considera presidente de Venezuela.

Le bajaron el volumen al mínimo a una inédita aberración. También subestimaron que toda la preparación de los mercenarios se desarrollara en territorio colombiano, en los lugares exactos que la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, denunció y mostró al mundo desde el mármol de la sala de la Asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York, incluso enunciando las respectivas coordenadas geográficas de los campamentos de entrenamiento, ocho meses antes de los ataques.

Tal vez el clímax de la infamia contra Venezuela lo presenciamos hace pocos días, cuando el equipo legal del cuestionado abogado de Donald Trump, Rudy Giuliani, llegó a afirmar que en estados claves de su país la elección presidencial había sido fraudulenta gracias a un sistema informático diseñado por Hugo Chávez. Es decir, el Comandante Chavéz, a casi ocho años de su partida física, logró infiltrar un sistema informático electoral para robarle la elección a Donald Trump

Arreaza
Presidente Nicolás Maduro muestra en el Palacio de Miraflores los equipos militares incautados a los mercenarios de la fallida Operación Gedeón. (Foto: )

Arreaza: El objetivo es borrar la memoria

Arreaza explica que toda la campaña de mentiras y guerra sucia gestada contra Venezuela y sus aliados, tiene un único fin: la apropiación de las riquezas naturales de América Latina. Este es un proceso que no avanzará si se mantiene viva la memoria, la cual Venezuela se niega a perder.

«Para el imperio es importante confundirla y exterminarla, la mentira es clave. La construcción de una mitología a partir de una serie de relatos que pongan en entredicho la solidez moral y política de la Revolución Bolivariana, de su condición de pueblo, es fundamental para crear las condiciones que permitan liquidarla», explica Arreaza.

«Esto va más allá de nuestro país, pretende desmembrar la credibilidad de todos los pueblos en sí mismos. Necesitan que veamos la incapacidad de lograr la unidad en torno a la visión que Chávez propuso mediante UNASUR, el ALBA y la CELAC. La fuerza ética, el compromiso con el sueño originario de Simón Bolívar es una traba en sus aspiraciones hegemónicas para continuar con el saqueo de las riquezas naturales del continente», subrayó.

Celac

Para lograr su cometido, el imperialismo invierte infinitos recursos y compra conciencias en la tarea de aislar a Venezuela del proceso de liberación latinoamericano, intentando destruir nuestro liderazgo. El resultado es el desgaste de los consensos en sus foros internacionales cuando de intervenir nuestro territorio se trata.

«Ante la conciencia de los pueblos no vale el ejercicio de la mentira. Retomamos el preciso sentido de la sentencia de Simón Rodríguez: “Destiérrese de las sociedades cultas el pernicioso abuso de la prensa”.

«Lo señaló cuando era fundamental la defensa de Simón Bolívar, de nuestra verdad histórica. Nosotros levantamos hoy nuevamente esas banderas por la dignidad y la palabra cierta. Este triste recuento sencillo de las torpezas mediáticas que hay en dos décadas de incongruentes falsedades de las corporaciones de la comunicación nos debe servir como ejemplo para ver en perspectiva los nuevos desafíos que tenemos por la preservación de la verdad histórica. Solo siendo leales con la memoria obtendremos el valor para derrotar a los opresores y construir los sueños pendientes», concluye Arreaza.

Te puede interesar…

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones