¿Habrá o no habrá Brexit duro?: En vilo futuro de Reino Unido por lucha de poderes

¿Cuáles son las consecuencias para la UE y el Reino Unido?

La Cámara de los Comunes aprobó una ley para obligar al Ejecutivo a pedir una nueva prórroga para concretar la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit), si no ha llegado a un acuerdo con Bruselas antes del 19 de octubre.


El reloj corre y a dos meses de la fecha para que Reino Unido abandone la Unión Europea (UE), su primer ministro, Boris Johnson, propuso este miércoles celebrar unas elecciones generales anticipadas el próximo 15 de octubre, un hecho que traerá consecuencias políticas tanto en suelo británico como en el resto del viejo continente.

El conservador, que necesita el respaldo de dos tercios de los diputados para sacar adelante los comicios, lanzó la propuesta después de que la Cámara de los Comunes aprobara una ley que impide la salida del Reino Unido de la Unión Europea sin un acuerdo, conocida como “Brexit duro”.

El país debe decidir a quién envía a negociar a Bruselas, al líder de la oposición, o a mí”, dijo en un acalorado discurso en el Parlamento.

Una vez más, dejó clara su postura de sacar al Reino Unido de la Unión Europea con o sin acuerdo. “Si yo soy el primer ministro, el Reino Unido abandonará la UE el 31 de octubre en cualquier circunstancia”, aseguró.

La propuesta  de elecciones anticipadas del Primer Ministro necesitaba el apoyo de dos tercios de los diputados (al menos 434 ), incluyendo gran parte de los del opositor Partido Laborista. Johnson solo logró el voto de 298 parlamentarios.

De este modo, la oposición laborista boicoteó la propuesta del conservador, argumentando que la prioridad en este momento es «implementar» la ley para vetar el Brexit sin acuerdo.

Boris Jonnson y los diputados opositores se enfrentan sobre la posibilidad de que se concrete o no un «Brexit duro con la Unión Europea. Foto: Web.

Lucha de poderes

Los británicos decidieron salir de la Unión Europea con el 52 % de los  votos en el referéndum realizado en 2016.

Durante meses, la anterior primera ministra, Theresa May, negoció un acuerdo con el bloque europeo que cubría los términos en los que se produciría ese «divorcio», pactado inicialmente para el 29 de marzo de 2019.

Sin embargo, al igual que ahora, el Parlamento no respaldó los planes del Ejecutivo y May no pudo llegar a un acuerdo, por lo que se vio obligada a pedirle a la UE que retrasara el Brexit y el bloque postergó el plazo para el próximo 31 de octubre.

Ante la presión y falta de consenso político, May dimitió de su cargo y Boris Johnson fue elegido como nuevo líder del Partido Conservador y a finales de julio se convirtió en primer ministro.

Johnson prometió sacar al país de la UE «cueste lo que cueste» antes del 31 de octubre, pero al igual que su antecesora enfrenta un cruento conflicto con el Parlamento y algunos de sus colegas conservadores.

La semana pasada, Johnson logró suspender el Parlamento a mediados de octubre para evitar que los diputados pudieran frenar un “Brexit duro”.

El Premier hizo la solicitud a la reina Isabel II y la monarca aceptó, por lo que acordó que la sesión parlamentaria suspenderá entre el 9 y el 12 de septiembre hasta el próximo 14 de octubre.

Elegir una fecha tan tardía, apenas dos semanas antes de que culmine la última prórroga otorgada  Bruselas para ejecutar el Brexit, fue percibida por los diputados opositores como una maniobra para limitarlos en su propósito de intentar bloquear el divorcio «a toda costa» que prometió el premier.

Los diputados respaldaron por 327 votos a favor y 299 en contra una ley para frenar el Brexit duro. Foto: Web.

Ley contra el Brexit duro

Como respuesta a Johnson, la Cámara de los Comunes da luz verde a una ley para obligar al Gobierno británico a pedir una nueva prórroga (hasta finales de enero del 2020) a la salida de la Unión Europea si no ha llegado a un acuerdo con Bruselas el 19 de octubre.

Los diputados respaldaron por 327 votos a favor y 299 en contra una legislación que pasará ahora a la Cámara de los Lores, antes de recibir previsiblemente el asentimiento de la jefa de Estado, la reina Isabel II, en los próximos días.

«Sólo hay un camino a seguir para el país», dijo el Primer Ministro tras conocer el resultado de la votación.

«La Cámara ha votado en repetidas ocasiones a favor de abandonar la UE, pero también ha votado a favor de retrasar la salida efectiva. Hoy, me temo que ha votado para frustrar cualquier negociación seria«, indicó.

Por su parte, el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, respondió que «este primer ministro dice que tiene una estrategia, pero no puede decirnos qué es. El mayor problema para él es que tampoco puede decirle a la UE lo que es».

La ley deja las puertas abiertas a futuras extensiones del Artículo 50 del Tratado de Lisboa, que prevé un control parlamentario sobre la marcha de las negociaciones con Bruselas.

«Aprobar esta ley no es suficiente. Lo que hace falta es que se ponga en efecto. En otras palabras, debemos asegurarnos de que se produce la extensión del artículo 50, o de lo contrario corremos el riesgo de unas elecciones que resulten en la salida de la UE sin un acuerdo» advirtió el laborista Hilary Benn.

De momento, los parlamentarios opositores aseguraron que no respaldarán el adelanto de elecciones hasta que el proyecto para frenar el Brexit duro  convierta en ley.

“Dejemos que esta ley sea aprobada y reciba el asentimiento real. Entonces respaldaremos unas elecciones, para que no nos estrellemos sin un acuerdo fuera de la Unión Europea”, afirmó Jeremy Corbyn  en el Parlamento.

Entre los parlamentarios conservadores que apoyaron la Ley contra el Brexit duro está Nicholas Soames, nieto del expremier Winston Churchill. Foto BBC.

Diputados «rebeldes»

Para presentar el texto legal, la oposición contó con el apoyo de 21 conservadores que se oponen al Brexit sin acuerdo que defiende el Premier.

En represalía, Johnson decidió expulsar de las filas conservadoras a los diputados «rebeldes», entre los que figuran el nieto de Winston Churchill, Nicholas Soames; y el ex secretario del Tesoro, Philip Hammond, quien acusó al primer ministro de estar llevando a cabo «una purga masiva».

Ante tanto conflicto, Johnson recibió el aval del presidente norteamericano, Donald Trump, quien no deja de contar los días para que Reino Unido abandone la UE y firme un acuerdo comercial con Estados Unidos.

«Es mi amigo, lo va a conseguir y no hay duda de que lo hará. Boris sabe cómo ganar, no se preocupen por él”, afirmó Trump en su cuenta en Twitter.

De producirse un «Brexit duro», los analistas advierten un escenario próximo al colapso financiero. Imagen: Periodista Digital.

Consecuencias para el Reino Unido

Debido a la falta de un acuerdo entre Londres y Bruselas, la posibilidad de que se produzca un Brexit duro tendría serias consecuencias para ambas partes, pero en especial para el Reino Unido.

Uno de los sectores más afectados sería el económico, y las previsiones del  Banco de Inglaterra, el FMI y algunas agencias de riesgo advierten un escenario próximo al colapso financiero en Reino Unido, en el que la libra podría verse superada por el euro y el dólar.

Si se produce un Brexit sin acuerdo la libra podría verse superada por el euro y el dólar. Imagen: Web.

Según los analistas el Producto Interno Bruto (PIB) británico caería en torno a un 5,5 % en los tres primeros años y traería consigo una restricción de salarios y de las prestaciones sociales, y la consecuente erosión de los derechos sociales y laborales de los trabajadores, ya que no podrían ampararse en la normativa europea, que es más avanzada en ese tema.

“La tasa de desempleo que hoy está entre 4 % y 5 %, se dispararía hasta alcanzar los dos dígitos, mientras los precios de la vivienda caerían entre 25 % y 35 %”, señaló el analista político, Fernando Lozano, en un artículo publicado por The Conversation España.

Una salida sin acuerdo conduciría a una frontera en Irlanda y a incrementar la tensión en la zona, ocasionando problemas para empresas y trabajadores que viven a ambos lados, debido al tráfico lento de personas y mercancías.

La depreciación de la libra, la aparición de nuevos aranceles y los retrasos en la importación de productos alimenticios repercutirán directamente en el precio de la cesta básica.

El sector, que emplea a casi medio millón de personas en el país, ya ha asegurado que el Brexit es el mayor desafío al que se ha tenido que enfrentar desde la Segunda Guerra Mundial, y grandes proveedores han advertido de que se producirán episodios de escasez de alimentos.

El acceso a los medicamentos también se vería afectado, ya que el Reino Unido importa 37 millones de lotes de medicinas cada mes desde la Unión Europea.

Londres también tendría que afrontar el previsible regreso de un número importante de británicos residentes en otros Estados de la Unión Europea, quienes ante la incertidumbre de no ver garantizados sus derechos fuera de sus fronteras (asistencia sanitaria, pensiones, cobro de los salarios, servicios de préstamos y depósitos o contratos de seguros), optarían por regresar a casa.

“A todo ello, habría que sumar otros problemas, como el fin de las tarifas de roaming, los problemas en el sector aéreo (las aerolíneas con licencia británicas y comunitarias perderían su derecho automático a operar servicios aéreos entre el Reino Unido y la UE sin pedir un permiso por adelantado), la instauración de controles veterinarios, sanitarios y fitosanitarios, la no validez de los permisos de conducir o la tarjeta sanitaria europea, las necesidades de visado y pasaporte tanto para entrar como para salir de las islas”, advirtió Lozano.

Mientras que en el plano político, es probable que aumente la tensión tanto en Irlanda como en Escocia, que podrían adelantar sus planes para la celebración de un segundo referéndum de independencia de la unión británica.

La UE exporta más de 410.000 millones de dólares a Reino Unido, pero el comercio podría disminuir por las trabas y aranceles. Imagen: El País.

Efectos en la Unión Europea

Desde que el Reino Unido anunciara oficialmente su intención de abandonar el proyecto europeo, la Unión Europea ha tratado de preparar un plan de información y contingencia ante la posibilidad de un Brexit sin acuerdo.

Una ruptura sin pacto afectaría principalmente a los derechos ciudadanos europeos, al presupuesto comunitario y al comercio.

Si no se ratifica el acuerdo de retirada, los ciudadanos de la UE que residan en Reino Unido ya no estarían protegidos por la normativa de la UE en materia de libre circulación.

Desde el punto de vista financiero, actualmente Reino Unido es un contribuyente al presupuesto del bloque europeo, pero ya advirtió que podría dejar de cumplir sus compromisos financieros con la UE en caso de que se produzca un Brexit duro.

Se calcula que la factura total del Brexit oscila entre 45.000 y 50.000 millones de euros. En el periodo presupuestario en curso, 2019-20, la UE perdería unos 16.500 millones de euros, que tendrían que asumir  el resto los socios europeos.

En el ámbito comercial, es preciso recordar que la UE exporta 341.000 millones de libras a Reino Unido, de los cuales 259.000 millones de libras corresponden a bienes y 81.000 millones a servicios.

De no producirse un acuerdo, se aplicarán inmediatamente controles de aduana y regulatorios, que limitarán el intercambio entre ambas partes.  

La aplicación de mayores controles de aduana y regulatorios limitarán el intercambio entre la UE y Reino Unido. Foto: Web.

La UE tampoco tiene suficiente personal para garantizar unos controles aduaneros adecuados, y se deberá aplicar una normativa de origen a las importaciones y a las exportaciones de  terceros países, lo que constituye un reto administrativo y burocrático para las empresas y los gobiernos del bloque.

Desde Bruselas, la Comisión Europea estimó «el poco tiempo restante y la situación política» del Reino Unido, aumentan el riesgo de una salida brutal del bloque.

Mientras se produce o no un acuerdo, el bloque europeo parece lavarse las manos.

Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, afirmó que un «Brexit duro” será una decisión británica.

Indicó que aunque la UE esté “totalmente preparada» para el caso de que la salida del Reino Unido se materialice sin acuerdo, «hará todo lo posible para evitar esta situación«.

«Un escenario de no acuerdo siempre será solo la decisión del Reino Unido, no de la UE«, afirmó.

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