Chile es dueño del 50% de las reservas mundiales de cobre. Estamos frente a la crisis del modelo neoliberal des industrializador, urge entonces una política patriótica de rescatar para el país nuestra principal riqueza para con su renta desarrollar la industria, recuperar empleos y mejorar la salud , la educación y la vivienda de las grandes mayoría.
Ante los altos precios registrados por el cobre -que alcanzan máximos históricos- se ha abierto el debate en torno a la necesidad de aumentar los ingresos que Chile recibe por la actividad minera. Los diputados Giorgio Jackson y Jaime Mulet han presentado iniciativas que apuntan a aumentar la tributación de las mineras privadas la que es casi nula, siendo ya conocidos los diversos mecanismos que estas utilizan para declarar pérdidas y no pagar impuestos en Chile.
La Candidata constituyente por el distrito 11, Sara Larraín, criticó al grupo chileno de inversiones WEG Capital, por comprarle a AES Gener cinco unidades termoeléctricas a carbón de la central Guacolda, que enferman a la población de Huasco y aumentan el calentamiento global.
"Sabemos que los commodities en general, y el precio del cobre es uno de ellos, tiene volatilidades y eso significa que tiene periodos que puede subir, pero también hay periodos donde puede tender a disminuir", afirmó el secretario de Estado.
La Empresa Minera Barrick Gold contrajo una deuda con el Estado de Chile por devolución anticipada de IVA, la que sería saldada una vez que el proyecto Pascua Lama entrara en operación, la cual alcanzaba los US$ 424 millones en diciembre del 2019, y que actualmente según estimaciones de la prensa especializada, deben bordear los US$ 800 millones.
¿Cómo es posible que hayan sacado de nuestro país el equivalente de US$ 900 mil millones, y hayan pagado impuesto por solo US$ 29,030 millones? Este escándalo, del que los grandes medios de comunicación chilenos no hablan, es posible gracias a los subterfugios evasivos y elusivos que utilizan las mineras extranjeras, que nuestros gobernantes han permitido y siguen permitiendo
Las pérdidas de 7 mil millones de dólares en mercados a futuro de cobre —ocasionadas por contratos celebrados entre 2005 y 2007— no son resultado de “un cambio brusco, imprevisible, espectacular y estructural (del precio del cobre), acaecido a partir de la segunda mitad de 2006, generado por la emergencia de China”, como determinó en 2015 una Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados.