En biografía del propietario de El Mercurio

Víctor Herrero desmenuza la dinastía Edwards

El libro “Agustín Edwards Eastman

Por Wari

12/11/2014

Publicado en

Chile / Historia / Medios / Política / Portada

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Navia-Herrero-MEO

El libro “Agustín Edwards Eastman. Una biografía desclasificada del dueño de El Mercurio”, fue oficialmente lanzado el jueves 6 de noviembre en la sala Acario Cotapos del Centro Cultural Estación Mapocho, en el marco de la 34 versión de la Feria Internacional del Libro de Santiago, Filsa 2014. La obra, cuyo autor es el periodista Víctor Herrero, fue editada bajo el sello Debate de Penguin Random House Grupo Editorial S.A.

En un recinto repleto de gente, a partir de las 20 horas y durante unos 45 minutos, presentaron el libro –de 618 páginas- el analista político Patricio Navia, el ex candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami, y el propio autor.

NAVIA: “DEMASIADO OBJETIVO”

Patricio Navia comenzó su intervención recordando que en 2002, cuando escribía columnas para el diario La Tercera, Víctor Herrero era su editor, el cual, en una oportunidad, le devolvió un texto diciéndole que estaba tan malo que mejor lo hiciera de nuevo. Por eso –dijo- aceptó gustoso revisar los borradores que el autor le enviaba para encontrar errores y de cierta manera “vengarse” de su ex editor. Pero el analista político reconoció que halló muy pocas equivocaciones, todas de menor grado, y que el libro de su amigo es muy riguroso y está bien escrito.

Navia expresó que el manuscrito aborda cuatro dimensiones: La primera se refiere al desafío de Agustín Edwards como líder de un imperio. En esta parte, según el comentarista, Herrero por única vez toma una postura, pues afirma que el empresario recibió un mayor imperio del que dejó, y que gastaba más de lo que ganaba.

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En segundo lugar, el libro analiza el rol de Edwards en el Chile pre 1973, su faceta de escultor frustrado, y el nexo con empresarios y políticos norteamericanos para intervenir en las elecciones presidenciales de 1964 y 1970, en función de evitar el triunfo de Salvador Allende.

La tercera fase corresponde a la relación de Agustín Edwards y su diario con la Dictadura encabezada por Pinochet. En opinión de Navia, es uno de los mejores momentos del texto, ya que muestra cómo su empresa fue promotora y, paradojalmente, víctima del modelo neoliberal. Además, en esta parte, se cuentan detalles “fascinantes” –según Navia-, como un paseo en auto que dio Edwards y un invitado por las calles de Santiago mientras se desarrollaban las protestas en 1983. También en aquella época se aprecia el interés de Agustín por ser periodista, al cumplir la función de director del diario, con polémicos resultados.

La última parte, con el rol jugado por el magnate en los años post dictadura, el analista destaca el relato de la negociación por el secuestro de su hijo Cristián Edwards a manos del FPMR.

En estas tres últimas dimensiones, Navia afirma que el texto está totalmente abierto a interpretaciones y que incluso podría decirse que es “demasiado objetivo”.

El comentarista agregó que el final del libro es muy interesante y posee “una brillante síntesis”. Por último, parafraseando a Gonzalo Vial en la biografía que hizo de Augusto Pinochet, Navia sostiene que Edwards es un personaje de “brillantes luces y negras oscuridades”, complejidad que resultaría muy bien reflejada en esta investigación.

MEO: “MUY AUDAZ”

Posteriormente, el comentario del libro estuvo a cargo de Marco Enríquez-Ominami, quien reconoció que le costó decidirse a participar en la actividad, pues más de alguna vez le han advertido que “nunca te metas con los medios porque son una familia muy grande”, acotó. Además, el ex candidato presidencial comentó que su abuelo Edgardo Enríquez –quien fue rector de la Universidad de Concepción– decía que él nunca le respondía a los periodistas de la cadena de El Mercurio, ya que “ese diario le había hecho mucho daño a su familia”, indicó.

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MEO confesó que él sí lee ese diario, aunque con desconfianza, pero que lo hace “porque es serio”. Y, para comparar, recordó que aunque su padre (Miguel Enríquez) había asaltado el BCI, él tiene cuenta en ese banco.

Pero también piensa que, con respecto a la situación pre y post Golpe de Estado de 1973, se echa de menos un mea culpa de los medios. También recordó que cuando fue diputado, interpeló a ese diario y a la Concertación por las enormes cantidades de dinero que el Estado entregaba a El Mercurio por concepto de avisos publicitarios de los organismos públicos, en desmedro de la prensa alternativa, regional o progresista.

Con respecto a Agustín Edwards, el fundador del Partido Progresista manifestó que le parece un liderazgo cansado, y le llamó la atención las pocas obras de beneficencia que hace, la admiración que tiene por Diego Portales, la pre candidatura presidencial de Edwards Mc Clure, y la relación de esa familia y su diario con la génesis y desarrollo de la Guerra del Pacífico.

En resumen, Marco Enríquez-Ominami indicó que le parece un trabajo “muy audaz” y que despierta sentimientos contradictorios.

HERRERO: “SIN ADJETIVOS”

Finalmente, la palabra fue para el autor, el cual aseveró que “no se puede entender la historia contemporánea de Chile, sin conocer la vida de Agustín Edwards”. Víctor Herrero añadió que probablemente este libro no habría sido posible hace 10 ó 15 años, lo que demostraría la declinación de la otrora gigantesca influencia del propietario de El Mercurio.

El periodista contó que la investigación nació porque un día quiso leer la biografía de Edwards y se dio cuenta de que no existía, por lo que inició un proceso de más de tres años, con revisión de muchos archivos desclasificados y gran cantidad de entrevistas, la mayoría “en off”.

Herrero señaló que básicamente la filosofía de los Edwards ha sido la misma que la de Diego Portales, es decir, “libertad y orden”, entendido más que nada como libre iniciativa empresarial y una autoridad fuerte. Por esto mismo, ese diario siempre fue fiel a Pinochet y el mismo Agustían Edwards agradeció en una carta al dictador por “los favores concedidos”.

En cuanto al libro, el autor reconoce que nunca recibió ningún tipo de presión para que no lo escribiera, y estima que la razón fue que quizá los Edwards no creyeron que sería capaz de hacer una buena investigación. Además, Herrero explica que su idea fue siempre hacer un texto carente de adjetivos, de tal manera que “los hechos hablaran por sí mismos”, por lo que escogió una cita de George Orwell para iniciar el libro: “En una época de engaño universal, contar la verdad es un acto revolucionario”.

Herrero firmando librosA continuación, Víctor Herrero estuvo otros tres cuartos de hora firmando los ejemplares, los que en el puesto de la editorial se vendían a once mil pesos.

Para terminar, amigos, familiares y colegas del autor caminaron por el Parque Forestal hasta el departamento que habita junto a su esposa Karla Ramos en el barrio Bellas Artes, en donde compartieron vinos y empanaditas.

UN AUTOR «SUSTANCIOSO»

Víctor Herrero nació en 1970 en una familia de militantes de Izquierda, quienes a partir de 1974 vivieron el exilio político en Heidelberg y Munich, Alemania, durante 10 años, y en Valencia (España) los otros siete, de donde le quedó la buena mano para cocinar paellas y algo del característico acento de esa región del mundo.

Si bien su padre y otros familiares estaban vinculados al Partido Comunista, en Europa se sintió más cercano a las corrientes autónomas y libertarias de la Izquierda, y nunca ha tenido militancia política.

Una vez retornado a Chile, en 1991 entró a estudiar Periodismo en la Pontificia Universidad Católica, en Santiago, en donde se tituló (1997) y se emparejó con la que sería su primera esposa, la también periodista Carola Fuentes, conocida por sus reportajes en televisión, especialmente en donde descubrieron el escondite de Paul Schäfer en Argentina. De esa relación, nacieron sus dos hijos: Lucas y Emilia.

Antes de titularse, comenzó su carrera laboral, como editor internacional y corresponsal para la revista Qué Pasa, puesto que le permitió viajar por Latinoamérica y realizar su primera investigación periodística (en la ex RDA): “Los documentos secretos de Honecker”. Luego, entre 1997 y 1999, se desempeñó como reportero freelance para el cuerpo de reportajes de El Mercurio, y, de 2001 a 2002 ejerció el cargo de editor dominical del diario La Tercera.

Gracias a su buen dominio del alemán e inglés, ya en 1998 inició sus viajes de perfeccionamiento al extranjero; primero obtuvo una beca para ser redactor visitante de la revista Der Spiegel, en Munich, y luego estudió una maestría en asuntos internacionales con especialidad en economía y finanzas en la Universidad de Columbia, Nueva York, de la cual se tituló en 2001. En esa ciudad vivió seis años, donde además realizó cursos de gestión de impresos periodísticos.

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Entre 2002 y 2005 fungió como editor ejecutivo de la Harvard Business Review América Latina, y desde ese año hasta 2008, trabajó como editor asistente de la redacción en español del diario The Wall Street Journal Americas.

Desde 2004 ha realizado docencia en las universidades chilenas Diego Portales, Adolfo Ibañez, y del Desarrollo.

De regreso en Santiago de Chile, desde 2010 hasta comienzos de 2014, fue editor adjunto en la revista América Economía, y ha trabajado como analista y consultor en comunicación estratégica y corporativa para varias organizaciones, entre ellas Cieplan, Fundación Espacio Público, Universidad Diego Portales e Inacap.

La investigación para realizar su libro comenzó hace más de tres años, a través de la “autogestión”, con recursos propios y también gracias al apoyo de su actual esposa Karla, enfermera de profesión y quien trabajó turnos extras para mantener el hogar mientras su marido redactaba el texto. En el camino se sumó la editorial Penguin Random House, que creyó en el proyecto y que, una vez entregado el primer capítulo, supo que se trataba de una gran obra que merecía ser publicada.

El resultado es una rigurosa y contundente investigación, ‘objetiva’, aunque no en el sentido de que muestra ‘la’ verdad sobre una realidad exterior que es independiente de los observadores, sino en lo que Humberto Maturana llamaría (objetividad), es decir, una disposición, una actitud del periodista, para, sin abandonar su punto de vista, ser honesto en intentar tomar distancia, ser ecuánime, y que las y los lectores saquen sus propias conclusiones.

Para leer entrevistas escritas y audiovisuales que se le han hecho a Víctor Herrero, se recomienda visitar su cuenta en Facebook.

Por Cristian Sotomayor Demuth

El Ciudadano

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