El 16 de junio pasado, la familia Orellana Alarcón decidió tener otro hijo. Ya tenían dos niñas de 9 y 5 años, sin embargo, ahora por condiciones biológicas no pueden volver a procrear. Por esta razón, decidieron adoptar.
Oriundos de Punta Arenas, la familia que actualmente vive en Concepción se dirigió al Servicio Nacional de Menores (Sename) de la región para solicitar adoptar a un pequeño con características específicas. Querían que fuera sordo.
Rodrigo Orellana es Técnico en Construcción e Intérprete en Lengua de Señas, y su esposa, Jazmine Alarcón, es Técnica en Educación Especial y también Intérprete en Lengua de Señas. Además, tienen un sobrino que es sordo y padece parálisis. La sordera no es una condición lejana para ellos.
«Él nos fue sensibilizando profundamente a través de los años, además de involucrarnos con personas sordas, y hemos comprendido que son personas como cualquier otra y tienen derechos a ser respetados. La sociedad en la cual vivimos debe comprenderlo para ser capaces de convivir con nuestras diferencias», afirma Rodrigo.
Primeros pasos
La primera reunión con el psicólogo de la institución, Alfredo Fuenzalida, ocurrió el 5 de julio del 2016. El asistente social, Camilo Muñoz, se había comunicado con Fuenzalida para manifestarle que el menor con las características que ellos buscaban, estaba en el Centro de Protección Arrullo, ubicado en la misma ciudad.
El menor, del que los funcionarios del Sename revelaron su nombre en la tercera entrevista, según relata Orellana, además de tener discapacidad auditiva, también presentaba un delicado estado de salud.
Según informaron los mismos profesionales del Sename, el menor -que será identificado solo con la letra «M»- tiene un historial médico bastante extenso para sus dos años.
En el registro se observa que padece de asma, displacia broncopulmonar, enfermedad de membrana hialina, retinopatía del prematuro, desnutrición, hipocausia neurosensorial bilateral y se encuentra a la espera de un implante coclear. Esta intervención consiste en una cirugía que, a través del uso de tecnologías, logra estimular la audición en personas con sordera.
Además, ha sido hospitalizado seis veces, asistido al servicio de urgencia otras 22, siendo diagnosticado en 17 ocasiones con enfermedades respiratorias, cuatro con gastrointestinales y una vez con otitis. Por otra parte, en más de 70 oportunidades recibió terapias kinesiológicas respiratorias en sala IRA.
Toda esta información Fuenzalida y Muñoz se la entregaron al matrimonio en la tercera entrevista que tuvieron, según cuenta Orellana. Además, les indicaron que el menor se encuentra susceptible a la adopción, por lo tanto el proceso podría continuar sin mayores dificultades.
La familia, a pesar del gran registro médico del menor y las complicaciones que podría significar un pequeño con tantas complicaciones en su salud, aceptó continuar con el proceso de adopción. Siguieron adelante con una serie de entrevistas en las que se les consultó si estaban de acuerdo con el implante coclear que estaba esperando el menor: el matrimonio respondió que no.
El implante, según señala el médico de la institución, Ricardo Alarcón, sería de suma importancia para que el niño pueda desarrollar la capacidad auditiva más adelante. Sin embargo, la intervención conlleva riesgos y, afirma Orellana, «como máximo permitiría que ‘M’ pudiera escuchar el sonido de un camión, pero no la voz de su papá».
Complicaciones en el camino
Esta situación complicó el proceso de adopción, ya que desde el Sename tomaron la sugerencia del médico como absoluta, por lo que la negativa de los futuros padres adoptivos al implante coclear significó una piedra de tropiezo para que la adopción siguiera su curso.
La institución -que según Orellana les había prometido poder adoptar al niño antes de Navidad, hecho que tenía muy ilusionadas a sus dos hijas que también tuvieron que pasar por exámenes psicológicos- los citó a reunión a fines de diciembre, ya que durante noviembre la organización se mantuvo en paro.
En dicho encuentro, Fuenzalida y Muñoz cambiaron el tono y la razón de las preguntas. Orellana relata que les hicieron cuestionamientos tales como: ¿qué pasaría si cuando él sea más grande les pregunta por qué no le dieron la oportunidad de escuchar?
La situación incomodó al matrimonio: «Nuestra respuesta fue que no, porque consideramos que es un riesgo innecesario para ‘M’, que lo aceptamos tal cual es en su condición y es lo que solicitamos desde el primer momento al SENAME».
Y agregan: «La condición de salud actual de ‘M’ amerita prioridad y someterlo en esas condiciones a una cirugía es de alto riesgo. Nos preguntamos: ¿cuál es el interés superior por el niño?, ¿por qué no mencionaron nada de su displasia pulmonar?, ¿la cantidad de veces hospitalizado?, ¿la desnutrición en la cual se encuentra?, ¿por qué los informes indican que debe usar suplementos y no aparecen dentro de los cuidados que son administrados?».
El médico cirujano del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Paul Délano, explica que el implante coclear es una cirugía rutinaria y que se recomienda hacerla antes de los 5 años, aunque cada caso es distinto. Además, afirma que un menor, dependiendo del nivel de desnutrición que presenta, debe ser tratado primero antes de someterlo a cualquier tipo de cirugía.
Intervención del Servicio Nacional de Discapacitados
A pesar de las complicaciones del proceso, el 4 de enero de este año recibieron por correo electrónico un informe realizado por el psicólogo Fuenzalida y el asistente social Muñoz, en el que los reconocen como un matrimonio apto para la adopción.
Sin embargo, el 13 de enero son citados a una reunión que describen como incómoda, en la que antes de sentarse, Muñoz les advierte que tienen malas noticias. Les informan que si bien son idóneos para ser padres adoptivos, no lo son para «M», ya que no están dispuestos a someterlo al implante coclear.
La familia Orellana Alarcón, después de meses de pasar por exámenes, entrevistas e incluso conocer al pequeño a través de los documentos que les presentaron los funcionarios del Sename, fueron rechazados como padres adoptivos.
El director del Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis), Alexis Ascui, se refirió al caso a través de un comunicado. «Es necesario considerar que el señor Orellana y la señora Alarcón, de acuerdo a su relato, habían solicitado expresamente al organismo regional adoptar a un niño o niña sordo/a menor de 3 años y al momento de comunicar la negativa, ya habían conocido a ‘M’, estaban al corriente de su severo estado de salud —gravedad que no está determinada en modo absoluto por su discapacidad auditiva, sino por enfermedades complejas— y se habían sometido a evaluaciones psicológicas y sociales, con resultados favorables, por lo que fueron declarados «aptos» para adoptar».
Y agregó: «Las personas sordas y la configuración de lo que se ha denominado «cultura sorda» deben ser concebidas como sujetos y elementos de enriquecimiento social, al poner de manifiesto que la condición humana es amplia y diversa en sí misma. En tanto, es la sociedad la que debe crear las condiciones necesarias para permitir su inclusión social».
«Ciertas leyes, políticas, prácticas o decisiones pueden generar una situación de discriminación indirecta cuando influyen de manera desproporcionada en el ejercicio de algún derecho. A nuestro juicio, de ser verídicos los hechos relatados por el matrimonio Orellana Alarcón, la actitud que habría adoptado el funcionario de la sede regional de SENAME, señor Camilo Muñoz, al haber negado verbalmente la posibilidad de que el indicado matrimonio pudiera adoptar a ‘M’, podría ser calificada como un acto de discriminación indirecta», finalizó.
En el documento del Senadis se contempla que las decisiones arbitrarias sobre personas con algún tipo de discapacidad, transgreden el ámbito de los derechos humanos, ya que se imposibilita a la persona de poder tomar sus propias decisiones y se le impone lo que se cree mejor para ellos.
La institución hace hincapié en que no necesariamente porque una persona sufra algún tipo de discapacidad, significa que no se podrá desarrollar de buena manera, por lo que la sordera no implicaría un perjuicio o patología, sino que una condición que debe ser incluida socialmente.
«La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad reconoce que las personas sordas tienen su propia cultura. Esta idea subyace en el artículo 30.4: ‘Las personas con discapacidad tendrán derecho, en igualdad de condiciones con las demás, al reconocimiento y el apoyo de su identidad cultural y lingüística específica, incluidas la lengua de señas y la cultura de los sordos'», sostiene Senadis.
Negativa del Sename
Ante el interés de la familia Orellana Alarcón por aclarar los hechos y poder de igual forma adoptar al menor, el Sename insistió en su negativa a través de un escueto comunicado, en el que no se refieren a ninguna de las dudas planteadas por la familia sobre la delicada salud del niño.
«Lamentamos profundamente lo sucedido y considerando que ustedes se encuentran declarados idóneos para la adopción de un niño/a, los invito a acercarse a nuestra Unidad de Adopción con la finalidad de continuar con dicho proceso, teniendo presente que existen niños/as que aún esperan contar con una familia», declaró Rina Oñate, Directora Regional del Sename.
Una invitación que no aceptaron, ya que Orellana asegura que se involucraron con el menor, conocieron su historial médico, su situación de desnutrición y que no ven el proceso de adopción como ir a un supermercado y elegir otro producto.
Este jueves, Orellana se reunió con Rina Oñate con la intención de aclarar lo sucedido. Sin embargo, según relata Rodrigo, la directora le informó que el menor fue adoptado por otra familia y que las dudas planteadas las responderá la próxima semana a través de un correo.
Una situación que Orellana lamentó: «Creo que es extraño que no nos hayan avisado que había otra familia tramitando para adoptarlo, quizá sólo está en custodia con otra familia, me parece imposible que haya sido adoptado porque nosotros llevamos meses en este trámite».
El Ciudadano intentó comunicarse con el Sename de la Octava Región, sin embargo, declinaron dar declaraciones.